sábado, 31 de mayo de 2008

10 items or less : el meme maléfico

Eso me pasa por frecuentar -aunque sea de forma virtual- a gente poco recomendable. Ya me lo decía mi madre: échate un buen novio católico, que vaya a misa, lleva siempre una muda de ropa interior limpia por si te pilla un coche y tienes que ir al hospital, y no te sientes en los servicios públicos, que me vas a agarrar cualquier cosa.

Mi pobre madre está viviendo lo suficiente para comprobar que esas perlas de sabiduría que intentó inculcarme con insistencia, no han dado mucho fruto.

El novio-marido en cuestión con el contraje felices nupcias, monsieur M., no sólo no es católico, sino que medita sentado en un cojín, quema incienso y tiene una cabeza de Buda puesta en medio de una estantería de casa.

Lo de la muda de ropa interior... limpia, sí, pero por alguna razón no consigo muy a menudo que la parte superior sea del mismo color que la inferior. Algo me pasa por las mañanas, debe de tener relación con mi memoria a corto plazo, porque en cuanto me pongo el sujetador se me olvida instantáneamente de qué color era y acabo siempre con una lencería estilo galleta Oreo: blanco y negro (en el mejor de los casos). Tampoco creo que a los de urgencias en el hospital les moleste tanto. No creo que su sensibilidad cromática sea tal que me nieguen el tratamiento sólo por una ligera descoordinación.


En cuanto a los servicios públicos... felizmente a las canadienses sus madres no les recomendaron lo mismo que la mía, con lo cual todas se sientan, no se producen engorrosos accidentes, y todas las que suceden a la primera usuaria pueden sentarse igualmente.


Y claro, tanto sentarme, tanto leer blogs, he acabado agarrando algo. Mamá tenía razón. Vega me ha pasado el meme maléfico. Para empezar, metódica que es una, tuve que ir a investigar lo que es un meme, que hace diez años que vivo lejos de la piel de toro y ya no estoy nada al día en lo que al lenguaje se refiere. Al principio había leido mal y creía que Vega quería que escribiera una memez. Y me he dicho; "Pero si ya escribo muchas".
Una vez informada, leí el de Vega y me di cuenta de que nos parecemos peligrosamente, espero que no le de por emigrar al Canadá, porque creo que los pobres canadians se van a sentir un poco abrumados con las dos por aquí. Siempre podríamos montarnos un culto religioso...

Me ha hecho gracia esto de las listas. Yo soy muy maniaca de listas : por hacer, por NO hacer, para que lo haga/derribe/construya/sierre/pegue monsieur M., por leer, por ver, por cocinar... Bea me dio hace tiempo la idea de este post, con su lista de cosas que la sacaban de quicio. Como intento ser eminentemente positiva y estoy desintoxicándome de la costumbre de quejarme (que en mí era crónica), quise emular a la película "10 items or less", dirigida por Brad Silberling, una de las películas que más me ha gustado en los últimos tiempos, y hacer una lista positiva. Vega se me ha adelantado, me ha dado un empujón, y aquí ando.

Esta película, "Dame 10 razones", es una peliculita independiente protagonizada por Paz Vega y Morgan Freeman, y es de una frescura que me encantó. El personaje que encarna Paz es una cajera de un supermercado latino perdido en las afueras de Los Ángeles, que trabaja en la caja rápida -la de 10 artículos o menos-. A pesar de que su vida no es nada envidiable, la película consigue transmitir optimismo, el optimismo que viene con la decisión de cambiar lo que no nos gusta de nuestras vidas, y cómo los encuentros fortuitos pueden ayudarnos a reunir el valor para llevar a cabo estos cambios. Y la lista, imitando a los 10 artículos, son diez cosas positivas que la cajera debe encontrar en su vida.
Os advierto que mis gustos son un poco peculiares, así que no pienso devolveros el dinero del alquiler del DVD si no os gusta la peli. He dicho.
Al trabajo.
6 cosas que no me importa hacer:
(Aparte de coincidir con los puntos 1,2 y 6 de Vega. En mi caso, el disfraz no era de geisha.)

1. Enseñar en secundaria. Debe de ser porque yo misma fui una adolescente insoportable, así que no los juzgo. Conozco a mucha gente que, antes de enfrentarse a 32 adolescentes en la fase más desagradable de sus vidas, preferiría trabajar en la red de alcantarillado municipal. No es mi caso. Vale, no siempre es fácil. Vale, hay días, delante de un chaval en plena crisis hormonal, en los que me he sorprendido a mí misma deseando estar en otro sitio más agradable, en el sillón del dentista desvitalizándome un nervio, por poner un ejemplo. Y vale, muy a menudo he mantenido las manos enlazadas detrás de la espalda porque si las soltaba, le sacudía un guantazo al (o a la) joven muchachuelo en cuestión. Pero de vez en cuando todo va bien, hay una chispa de interés, o nos da la risa floja a todos (incluida a mí) en clase. De vez en cuando las cosas funcionan y aprenden algo, y hasta parecen felices.

2. Consecuencia del número 1: hacer el ridículo. Quien tenga problemas con el hecho de que se rían de él, no está hecho para ser profe. Yo tengo un hermano mayor que me ha acostumbrado muy joven.

3. Ir a residencias de ancianos y hablar con los abuelos. A mucha gente que conozco esos sitios le parecen deprimentes. Y algunos lo son. En mi caso, no me importa ir, visitar, jugar a las cartas y dar charleta a los viejos (lo sé, es ridículo que esta palabra sea políticamente incorrecta, como si fuera una enfermedad venérea, la vejez). Me gusta que me cuenten batallitas de sus vidas (suelen ser muy interesantes). Tengo mucho gancho con los viejos, especialmente con las viejas. Me suelen adoptar rápidamente, y les hago reír con mis sirvengüenzadas.

4. Limpiar el retrete. Esto tengo que ir a que me lo psicoanalicen. Me molesta menos rascar el retrete con la escobilla que pasar la aspiradora o planchar, tareas que le dejo a monsieur M. ¿Es normal, doctor? Mi propio análisis amateur me ha hecho llegar a la conclusión de que probablemente esto quiere decir que he hecho las paces con la inevitable dosis de mierda que hay en la vida. Shit happens.

5. Madrugar (y por madrugar, entiendo antes de las 6h30), si es con uno de estos cuatro propósitos: ir al monte, viajar, desayunar con los amigos o ir a un curso de la universidad que considero interesante. Si monsieur M. y yo intercambiamos paridas por encima de nuestras sendas tazas de café, lo llevo aún mejor.

6. Ensuciarme. Y por ensuciarme, quiero decir realmente ensuciarme, estar cubierta de tierra, barro, grasa, harina, pintura u otras substancias. Cuando trabajo en el jardín, termino rebozada de tierra. Como dice Woody : "¿Sucio, el sexo? Sólo si está bien hecho."
6 cosas que me gusta hacer:

1. Describo el decorado: balancín en el patio trasero, sol, brisita, libro, tecito, onza de chocolate. Alfonso ronroneando en el regazo. Monsieur M. al lado, leyendo uno de sus eternos manuales de zen de Taisen Deshimaru y palmeándose la tripilla. Zumbido de abejas. *Aaaah* (respiración honda).

2. Ir al cine. Varias veces seguidas, sesión doble, tres días por semana, todos los días. Cine, cine, cine. En su defecto, los maratones DVD como a Vega, me gustan.

3. Ir de compritas para una amiga(/o), y que la amiga se deje "barbitizar". Es decir, que no tenga ni idea de qué ponerse y me deje jugar a la Barbie con ella, hacerle probar cosas y decidir lo que le queda mejor. La versión adulta de jugar con las muñecas. En lo de ir de tiendas incluyo ir de librerías. Pero no es bueno para mí, nada bueno. Si no me controlo, me dejo el sueldo.

4. Hacer galletas. Nada huele mejor en casa, y nada supera a comerlas calentitas, recién salidas del horno.

5. Dar clases en primero o segundo de primaria. Y anunciar que, como se ha roto el aire acondicionado y no hay quien pare en clase a primeros de junio, el curso queda suspendido y nos vamos todos a jugar al parque. Y que llevo la nevera portátil con los polos de naranja que sobraron de la fiesta del colegio.

6. La sensación esa de cuando esperas en el aeropuerto para embarcar en tu avión, en la estación a que llegue tu autobús o salga tu tren, esos momentitos de expectación antes de salir de viaje, cuanto más lejos, mejor. Adoro los aeropuertos, las estaciones, los andenes.

Habría mucho, mucho más. Pero hay que limitarse a seis.

Como estas cosas son contagiosas (tendríais que haber escuchado a mamá...), les paso el bicho a Violeta (alias Sumire), María Fernanda, Noema y Marona. Con perdón.

viernes, 30 de mayo de 2008

Têtes de violon / Fiddleheads

Como explica tan bien una amiga que también vive en una ciudad al norte, una vez terminado el invierno, empiezan a llegar al mercado los productos de temporada y, como la primavera es corta en Quebec (dentro de poco vamos a zambullirnos en pleno verano sin apenas darnos cuenta), hay que aprovechar si se quiere probarlos.

Uno de esos productos que yo no conocía y que me maravilló cuando llegué aquí, son los brotes de helecho, o "cabezas de violín" (fiddleheads). El por qué del nombre es bastante evidente, y forma parte de la magia de esta verdura.


No todos los helechos son comestibles, así que os aconsejo consultar un buen manual de botánica antes de lanzaros a probarlos. Incluso esta especie, tradicionamente comestible en Quebec, es tóxica si no se cuece el tiempo suficiente (puede provocar un dolor de cabeza fenomenal). Yo los preparo al vapor, servidos calientes con una simple vinagreta de vinagre de Módena, aceite de oliva y tomates secos picados.

Acompañan muy bien a un "pavé de saumon" al horno con puré de limones confitados.

Hay algo de magia en esto de comer helechos, ¿no? Suena a bosque, a silvestre, a comida de elfo. (Mmm, quizás tenga algo que ver con la desmesura de mis orejas...)

miércoles, 28 de mayo de 2008

Bienvenu au Canada / Welcome to Canada

Cuando uno desembarca por primera vez en el aeropuerto Pierre-Elliott-Trudeau (antiguamente Dorval) de Montreal, y ve el primer policía montado (en este caso, desmontado, pero se le reconoce por el sombrerito -un Stetson- que hemos visto en tantas películas), que le desea: "Bienvenu au Canada, welcome to Canada", así, de corrido, todo en la misma frase, no sabe muy bien lo que le espera.
Este primer contacto con la GRC (Gendarmerie Royale du Canada / Royal Canadian Mounted Police = la policía montada, los mounties) anuncia lo que luego en general coincide con el carácter nacional canadiense, si es que algo semejante existe, teniendo en cuenta lo variopinto de los orígenes de la gente en Canadá: gente afable y educada.
Sin embargo, este primer saludo no te prepara para los seis meses de invierno y temperaturas bajo cero, toneladas de nieve por paletear de la entrada de tu casa, aceras llenas de placas de hielo sobre las que patinas cada mañana arriesgando dejarte los dientes rumbo al trabajo, placas de hielo en el parabrisas que hay que romper antes de salir con el coche, calles desiertas a las nueve de la noche, mosquitos voraces y numerosos a principios de verano, moscas agresivas que te arrancan pedazos de carne cuando te pican, mofetas que se pasean por tu jardín, increíble calor húmedo tropical en pleno verano, idílicos lagos llenos de sanguijuelas, encontronazos con osos, alces, turistas americanos y otros animales durante las excursiones, centros comerciales subterráneos y salchichas de hot dog cocidas en sirope de arce.
Oh, no.
Pero tampoco te esperas otras sorpresas como, una vez llegada la ficticia y tan ansiada primavera, encontrarte en la pescadería, entre los muy canadienses y sempiternos salmón y trucha asalmonada, bogavantes a precios que en España son ciencia-ficción (¡por lo baratos!)



Así que te sientas delante de tu plato, miras a tu crustáceo, que es sólo para ti, todo él, enterito, y te dices : "Bienvenido a Canadá. Yesss."

En días como este,... cómo me gusta este país.

martes, 27 de mayo de 2008

Le rendez-vous gourmand II

El domingo fui al "Rendez-vous gourmand". Como lo prometido es deuda, hoy ejerzo de reportera dicharachera y publico unas cuantas fotos del evento, que fue más discreto de lo que me esperaba.

Había un poco de todo. Chocolates y bombones artesanales...


Licor elaborado a base de sirope de arce...


Brioches à la cannelle / cinnamon rolls...



Churros en un quiosco latino (sí, sí, churros en Canadá)...


Cocina mexicana en el quiosco de "Chipotle y Jalapeño"...


Tire sur neige, o caramelo hecho vertiendo sirope de arce espesado por cocción en nieve fresca, se enrolla en un palito y... alehop! Chupa-chups made in Quebec


Unas empanadillas picantes de pollo, jamaicanas



Y para terminar, cervezas típicas artesanales de la cervecería Unibroue, con nombres geniales como la Maudite, la Fin du Monde, le Don de Dieu...


Estos quioscos se visitaban con fondo musical de tango, de una orquestilla argentina. Las parejas que llevan tiempo tomando cursos de baile se lanzaban a bailar en plena plaza, y, la verdad daba gusto verlos. No por la gracia "bailaora", que en algunos casos era abundante y, en otros, inexistente, sino por ese fenómeno que provoca el sol y el buen tiempo en Quebec: durante un par de meses, a los quebequeses se les olvida un poco la reserva y el recato habituales.

En suma, un día muy agradable.

lunes, 26 de mayo de 2008

Tortilla de patatas isabelina

Cuando quiero hacer feliz a este quebequés de marido mío, de una forma fácil y sin que nadie se quite la ropa (es que en este país hace mucho fresco, de verdad), le hago una tortillita de patatas. Es una manera de recompensarle por haberse pasado un sábado martilleando en algún rincón de esta casa montrealesa, que dentro de poco tendremos que llamar palacete por las reformas magistrales que se está currando mi "bricomaniaco". Un día os hablaré de esta adicción a las reformas que padecen muchos quebequeses, y de su necesidad enfermiza de mudarse. Pero ésa es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión.

Por el momento, vamos con la tortilla. Esta afición ibérica que ha desarrollado mi compañero nórdico, se debe en parte a los pintxos (tapas) espléndidos de un bar de la ciudad donde vivía en España, ciudad que visitamos regularmente, y en parte es culpa de Isabel.

Así que ahora sabéis que la tortilla de patatas isabelina de la que voy a hablaros no es una tortilla de estilo gótico, ni en el estilo que siguió a la arquitectura Tudor en Inglaterra, durante el reinado de la reina Isabel I. Es una tortilla en el más puro estilo isabelino, es decir, "con moviditas", como las hace mi cuñada.

La última vez que vino a visitarnos nos deleitó con tortillas de patata con queso azul y tomate, otras con queso suizo y jamón, en fin, unas guarrerías muy, muy ricas. Si sigue así, monsieur M. le hace un cuarto de baño nuevo en SU casa. En esa visita también probó por primera vez el pesto rosso, con tomates secos, una maravilla a la que somos muy aficionados y de la que siempre hay un bote en casa, hecho por nosotros o comprado. Lo utilizamos para todo. Como salsa para la pasta, en las vinagretas, para animar una pizza, para marinar pollo que vamos a asar en la barbacoa... todavía no lo he probado como mascarilla hidratante, pero todo se andará.

Así que Isabel se aficionó a los tomates secos al sol como ingrediente, y, una vez de vuelta a España, por supuesto, los añadió a una de sus legendarias tortillas de patatas. Y vio que el resultado era bueno. Me lo sugirió, y hoy he preparado esta tortilla isabelina con tomates secos.

Siguiendo el tema isabelino, voy a recomendaros una mini-serie de tele británica que me impresionó : es una de las muchas que se han hecho sobre Isabel I de Inglaterra, un personaje histórico que me ha fascinado siempre (por aquello de que fue una mujer de carácter que se enfrentó a retos a los que las mujeres de su época no solían enfrentarse, y... I love chicks who kick ass).

La serie, de la BBC, se titula "Elizabeth I: The virgin queen". Esta serie está particularmente bien realizada e interpretada, la protagonista, Anne-Marie Duff, está muy creíble en este papel. Y no es fácil competir con un rol que ha sido interpretado por Cate Blanchett y Helen Mirren en otra miniserie.


La banda sonora de esta serie me gustó desde el primer momento que la escuché (hace meses que la busco, la serie la echaron en la tele y llegó en DVD a Canadá, por ser un país anglófono, pero la música no hay manera). A ver si tenéis más suerte, los que vivís en Europa, y podéis encontrarla. Merece la pena.

Y así, como quien no quiere la cosa, he conseguido establecer una relación entre la tortilla de patatas e Isabel I de Inglaterra. Luego diréis que no tengo talento.

Una reverencia palaciega a todos y hasta la próxima entrada.

sábado, 24 de mayo de 2008

The All American Meal

Finalmente, tras varias recetas un poco monotemáticas, (lo digo por el fatídico episodio de los calabacines), monsieur M. pudo encontrar solaz y consuelo en una comida de ésas que a él le gustan: hamburguesas a la barbacoa y ensalada de patatas. Un helado de postre y podría convencerle para que añada diez o doce cuartos de baño más a la choza.

Esto podría ser un menú típico del 4 de julio, si viviéramos en los USA. The All American Meal.
Para los que se sorprenden de esta cercanía gastronómica y cultural con los USA, les diré que la cercanía es bastante lógica: estamos a menos de dos horas de coche de la frontera americana con el estado de Vermont. En Montréal se pueden ver todas las cadenas de televisión estadounidenses, además de las canadienses y quebequesas.

La proverbial ensalada de patatas. A la receta básica se le pueden añadir muchas variantes. En este caso, pepinillos y zanahoria rallada. El caso es incluir en la receta una verdura con un color de contraste y un poco de crujiente (pimiento rojo, zanahoria....) o manzana.
Mi teoría personal, completamente infundada, es que esta receta la llevaron a los Estados Unidos los inmigrantes alemanes, porque se parece mucho a la ensalada clásica alemana.

La Santa Trinidad de los condimentos para hamburguesas : ketchup, relish y mostaza (aunque la usual para hamburguesas es amarillo fluorescente, nosotros somos unos burguesotes y preferimos la de Dijon).

La hamburguesa pulida y reinventada: con champiñones portobello, queso suizo y pan de pita de doce cereales.

Todo ello en el patio trasero, trasegando una cervecita, con vistas al vecino árbol en flor y zumbido de abejas para acompañar la cena. Y una gran sonrisa de mi coloso quebequés.

jueves, 22 de mayo de 2008

Le rendez-vous gourmand des cultures

Un post rapidito para mis vecinos, los que viven a este lado del charco, en Montréal o alrededores (aunque si hay algún lector que se anima a tomar un avión sólo para este evento, bienvenido sea):

Este fin de semana, el sábado 24 de mayo y el domingo 25, se celebra en el museo de arqueología e historia de Montréal, el museo Pointe-à-Caillère, le Rendez-Vous Gourmand.

Este evento es una celebración de la pluralidad étnica y cultural de Montreal. En él habrá unos sesenta quioscos que presentarán el patrimonio culinario (ya empiezo a salivar...), musical, lúdico y festivo de una gran variedad de orígenes que componen este gran mosaico cultural que es Montreal, la ciudad en la que se hablan más de cien idiomas diferentes todos los días.

Si el trabajo acumulado (páginas y páginas por traducir...) -y las eternas reformas- me lo permiten, allí estaré. Y me gustaría veros. Pena que muchos estéis tan lejos...

Le printemps à Montréal

Cuando leo artículos o posts sobre la astenia primaveral, y sin querer menospreciar sus efectos en las personas que parecen sufrir con la llegada de la primavera, me da así como una cierta risa tonta. Y ganas de recetarles un buen invierno quebequés, porque tras seis meses bajo cero, cuando por fin vuelven la vegetación y las temperaturas positivas, aquí no hay tiempo para la astenia, sólo para la euforia.
Montreal ya está en plena efervescencia primaveral : es el festival de la canilla blanca.
Todas las mujeres nos apresuramos a lucir (en mi caso más bien airear discretamente) las piernas al sol. Las mencionadas piernas, tras una apresurada depilación, son expuestas sin complejos, con ese tinte que va del verdiazulado al rosa teutónico, pasando por el blanco luminoso.
Festival de la canne blanche!



Como no he querido sacar fotos de las patuelas femeninas, por aquello del respeto de la vida privada -que aquí se toma muy en serio-, y por no exponerme a un bolsazo con una imitación de Prada en pleno rostro, he sacado una fotito de la avenida McGill en flor.
Acto seguido, me he ido trotando hasta la boca de metro más próxima, invadida de esa alegría irracional que provocan el sol de mayo y los pétalos que revuelan al viento.

martes, 20 de mayo de 2008

Una firme declaración de intenciones... y de nuevo Alfonso

En vistas de mi futura pero aún lejana vejez, que preveo llena de libros, gatos y nice cups of tea, estoy intentando cultivar un ánimo benévolo y muy poco litigioso. Quizá la filosofía budista-zen de monsieur M. se contagia. Pero no lo creo. Intenté leer por entero "The art of happiness", del Dalai Lama, y no lo terminé, así que no le atribuyo mi pacifismo creciente :-). Ni mi proyección en el futuro como una crazy cat lady.

Los responsables deben de ser mis gatos, que duermen una media de 18 horas diarias, y que están acabando tranquilamente con mi beligerancia de antaño.

Alfonso, por ejemplo, cuando lo miro no me dan ningunas ganas de ponerme agresiva.

Todo esto viene a algunos comentarios que he recibido (dentro y fuera del blog), preguntándome por qué no daba opiniones sobre tal y tal tema, o por qué huyo de la polémica en los comentarios. La respuesta es bastante simple: porque no me da la real gana. No se trata de falta de compromiso político (u otro), nooo. No se trata de cobardía para expresarme, nooo. No se trata de corrección política en el lenguaje y de una inflamación del eufemismo que parece obligatoria en estos tiempos, nooo. A ver si me explico : se trata de PUDOR. Sé que es una palabra antigua y en desuso, si os cuesta entenderla, echadle mano al diccionario. Es un viejo concepto que tiene grandes virtudes.

Hubo una época en la que confundía tener opiniones con tener ideas, pero con el tiempo me he ido dando cuenta de que :

a. La mayoría de las veces no dispongo de suficiente información y/o conocimientos sobre el tema como para formarme una opinión digna de ese nombre. La mayoría de la gente a la que escucho emitir opiniones no disponen necesariamente de mucha más información o conocimientos que yo, sólo de una falta de pudor notoria. Lo cual hace que las mencionadas opiniones sean más bien lamentables y el fondo, desprovisto de ideas.

b. Si los tuviera, lo ideal sería expresar la dicha opinión cuando alguien me la pidiera, que suele ser el único caso en el que la gente está realmente dispuesta a escuchar. Me estoy intentando curar de una cierta tendencia pontificadora. Las personas que se dejan invadir y amargar por ella, terminan invariablemente en un túnel del metro, llevando muchas bolsas de plástico y anunciando el fin del mundo.

c. Me gusta un proverbio que escuché en inglés hace siglos: las opiniones son como el culo, todos tenemos uno, y no necesariamente interesante (o no para ser mostrado en público).

En cuanto a la polémica, he oído a suficientes personas contar cómo ha terminado estropeándoles el placer de escribir un blog. Y yo escribo el mío por placer, no para arreglar cuentas con el universo. Para eso está la psicoterapia.

Este blog está completamente abierto a vuestras ideas e impresiones. Me encanta leerlas. Viva el intercambio de información. No soy muy partidaria del filtrado de comentarios, creo que los lectores deben ser lo suficientemente inteligentes como para darse cuenta por sí mismos cuándo se han equivocado de cocina. Como uno se da cuenta cuando ha bebido una copa de más y está aguando la fiesta. Normalmente, si tiene buena educación, se marcha a casa. Una retirada a tiempo vale mil victorias.

Si buscais polémica, éste no es el sitio adecuado.

En primer lugar, lo inofensivo del tema no se presta a ello. Y lo he hecho adrede. Lo único que pretendo es hablar de gastronomía o de alimentos que no conocía cuando vivía en España, y pintaros un paisaje de Montreal por medio de mis pequeñas impresiones cotidianas, como pinceladas. Y hablar de algunos libros y películas que me han acompañado y hecho feliz. Cuando uno expone sus gustos, no hay mucho debate que hacer, de la misma manera que si un amable barcelonés me escribe contándome cuánto le gusta pasar los sábados bailando la sardana en el barrio gótico, la cosa no se presta a críticas, si acaso, a descripciones.

Internet está llena de críticos y polemistas que dan opiniones sobre prácticamente cualquier cosa. No tendréis dificultades en encontrar otro blog donde dar rienda suelta a vuestro peleón interior.

Contrariamente a muchos periodistas quebequeses, pienso que los medios de comunicación -y éste es uno de ellos- no deben servir para formar opiniones. Soy alérgica a las opiniones prêtes à porter y a las ideas "en kit". Los medios deben servir para proporcionar una información diversificada y lo más fidedigna posible. Con estas herramientas, somos lo suficientemente mayorcitos como para formarnos una opinión, si se tercia.

Para terminar, algo que parece olvidársele a demasiada gente en estos tiempos: Internet es un medio público, el más público que existe. Si uno suelta una estupidez, o una opinión mal fundada, todo el planeta puede leerlo. Y encima el mal es retroactivo, para eso están los archivos. No sé a vosotros, pero a mí me impone un cierto respeto.

Si hubiera necesitado desesperadamente que todo el mundo sepa lo que opino sobre todo, o tuviera una sed de atención insaciable, habría estudiado periodismo, o me desnudaría en partidos de fútbol y correría delante de las cámaras. Ése no es el caso, y aquí hace mucho fresco como para correr en pelotas. Y os recuerdo que cuando uno intenta conseguir un trabajo, lo primero que va a hacer su futuro jefe/a es buscarlo en Google. Si yo fuera vosotros, empezaría a preguntarme con qué se asocia mi nombre en el mundo virtual. Si lo que véis os gusta, y lo asumís plenamente, estupendo. Si créeis que dentro de tres años aún pensaréis de la misma manera, bravo. Seguid así.

Mientras meditáis todo esto, yo voy a prepararme una tacita de té y a mirar cómo duerme Alfonso, mi maestro. Que ha tomado un ensayo de Lorenz como colchoncito. Debe de ser su opinión.

lunes, 19 de mayo de 2008

Lasaña de langosta fantasma (en ausencia de langosta)

En primavera, aparte del deshielo, el calor y las flores, ocurre otra cosa absolutamente maravillosa en Quebec: la pesca de la langosta y del centollo.
En el Canadá atlántico, esta pesca es tradicional, y los precios, comparándolos a los españoles, irrisorios.

La primera vez que les eché una ojeada en la pescadería, y miré a los ojos -y luego a las pinzas-, de uno de estos deliciosos animalitos, supe que aún estoy bastante lejos del vegetarianismo. No sé si el Dalai Lama me lo reprocharía, yo creo que hasta él se convertiría si probara una buena pinza recién cocida, aún calentita, con mantequilla de ajo fundida goteándole por los dedos... *ahhfffssshh* (babeo en profusión).

Cuando se va al súper, uno puede elegir su víctima en el tanque de agua (yo intento escoger una que tenga pinta de haber vivido plenamente y sentirse realizada, o una que tenga aspecto infeliz y de querer acabar con todo pero ya); el pescadero la mete en una cámara que la cuece al vapor en apenas un cuarto de hora, y te la llevas a casa calentita y rosada.

Prometiéndomelas muy felices, me lancé a la pescadería del súper en cuanto escuché en las noticias que la temporada de la langosta acaba de abrirse. En mi precipitación, no escuché la noticia entera, un conflicto sobre los precios demasiado bajos ha provocado que esta semana las primeras capturas aún no hayan llegado a los mercados.

Mi gozo en un pozo, y el pozo de las langostas vacío y desierto... entonces tuve una iluminación: se me ocurrió que éste era un buen momento para preparar la receta de Falsarius Chef: "lasaña de langosta fantasma" (en ausencia de langosta). La impostura según Falsarius.

Aunque la marca Campbell's está omnipresente por aquí, yo compré una lata de crema de langosta Baxters, una casa escocesa que hace sopas de lata "de lujo". Eso quiere decir que la langosta es de hecho un ingrediente que forma parte de esta crema -es el segundo ingrediente de la lista, así que la cantidad que contiene es apreciable, cosa que se puede decir muy... vagamente de la crema de Campbell's-.

Le añadí una latita de samón, tronquitos de Alaska, vieiras (que aquí son muy baratas, son producto local) y gambitas cocidas y peladas. Aparte del salmón, otra variante a la receta de mi muy respetado Falsarius es que añadí quesos gruyère y cheddar rallados, un bote de salsa de tomate preparada, a la que animé un poco con un chorretón de vino blanco, pimienta blanca y un poquito de nata líquida...

La estructura arquitectónica de la cosa quedó así: capita de crema de langosta, placas de lasaña, mezcla de mariscos, queso rallado, salsita de tomate con vino, crema de langosta, placas de lasaña y vuelta a empezar.

Hela aquí, la lasaña impostora de lujo. Quedó requetebuena, con esos aromas de marisco y vinito, mezclados con los del queso fuerte gratinado. A monsieur M. casi se le saltan las lágrimas al probarla. Creo que el hecho de que no contenía calabacines también tuvo algo que ver. Es que últimamente está muy emotivo, pobre.

Nadie hubiera podido adivinar que la langosta estaba ausente. De la que se ha librado.

sábado, 17 de mayo de 2008

Día Internacional contra la Homofobia

Pequeño anuncio del calendario de la conciencia : hoy, 17 de mayo, se celebra el Día Internacional contra la Homofobia.

Todos los días del año deberían servir para ejercitar un poco el músculo ese que tenemos todos tan fofo, el de la aceptación del otro, con sus diferencias.

J.K. Rowling, autora de Harry Potter, de la que soy una fan tremenda, ha recibido el premio internacional de lucha contra la homofobia. ¿Por qué?

Flores para Algernon

La novela de Daniel Keyes "Flores para Algernon" es una de esas obras de ciencia ficción que los no aficionados al género deberían leer. Es una historia emotiva y muy humana, yo la leí por recomendación de una profesora de inglés, que trabajaba en la misma escuela que yo, el libro formaba parte de las lecturas obligatorias de sus alumnos.

Habiendo crecido en una familia cuyos hombres eran muy conocedores de este género literario, aprendí rápidamente que la ciencia ficción también puede ser literaria en el sentido total de la palabra. No todo son historias de naves espaciales y robots, y para probarlo, ahí están autores como Frank Herbert y Stanislav Lem, este último muy apreciado de mi amigo Lev Mishkin y de una servidora, cuya educación en el género es obra de mi hermano, que me hacía recomendaciones nada autoritarias y que funcionaban siempre.

Para todos esos padres preocupados porque sus hijos no leen, una modesta sugerencia: no recuerdo haber oído nunca que nadie se haya aficionado a la lectura a fuerza de collejas en el occipital . La lectura no se puede forzar. Si queréis comunicar a vuestra prole vuestro amor por la literatura, lo primero sería que os vieran leer. Parece una perogrullada, pero os sorprendería saber las cosas que he tenido que escuchar a los padres de mis alumnos a este respecto. Y una sugerencia formulada en tono casual, como de pasada, un libro (o una pila entera) abandonado encima de una silla, funcionan mil veces mejor que cualquier amenaza.

A mí nunca me restringieron ningún libro de la biblioteca de casa, no se me limitaba a los libros "apropiados para mi edad", y claro que leí bazofia (y todavía lo hago), y alguno con escenas un poco "turbadoras" para mi tierna edad (con los que mi educación sexual se aceleró bastante :-), pero de esta libertad de lectura nació un amor por los libros que me ha acompañado toda la vida.

Como dice tan bien Daniel Pennac en "Comme un roman" ("Como una novela") - si no lo habéis leído, os lo recomiendo con entusiasmo-, su ensayo sobre la lectura y la pedagogía, en el que intenta desacralizar la lectura, hay que reivindicar el derecho a leer lo que sea. Lo primero es aprender a amar la lectura, lo demás vendrá por si solo.

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Aquellos brotes que se hicieron esperar tanto, finalmente han florecido. Aunque en primavera la vegetación de Quebec resucita a una velocidad que no me da la impresión de "brotar" o "florecer", verbos muy tranquilos que no reflejan la realidad. Yo diría que más bien explota.

Pues bien, mi arbolito de lilas ha explotado.

Qué satisfacción la mía, que en mi vida anterior nunca había plantado nada, la de ver este arbolito crecer y florecer, un año tras otro.

Si la primavera montrealesa tuviera un olor, sería el de las lilas en flor. El olor de las flores cortadas llena la habitación en la que las pongas.

El iris azul, emblema de Quebec, que sustituyó al blanco de la bandera (de origen francés) porque éste último no era una especie indígena de la provincia.

El lirio de los valles, muguete, o muguet, en francés, es esta flor en miniatura con un perfume de gigante.

Alfonso también parece contento de que las flores hayan llegado.

jueves, 15 de mayo de 2008

Basha

Benditos sean los libaneses, porque sus patatas al ajillo son prácticamente iguales a las patatas al alioli españolas (salvo un toquecito de guindilla, que no hace más que mejorarlas).

Ayer tenía como un gusanillo de hambre, pasé delante de un Basha (restaurante libanés, esto es fast food, no vayáis a creer, que soy estudiante), y me aticé un platito de patatas al ajillo y otro de taboule (o tabulé).

Ésta no es precisamente la comida libanesa más refinada, (he trabajado con libaneses durante unos cuantos años y he probado cosas increíbles, como crèpes de queso fresco aromatizadas con agua de rosas... "pero eso es otra historia..."), pero cuando uno tiene una urgencia de patatas alioli, tampoco es que esté con ánimo de leer poesía del Siglo de Oro. Aunque los dos no son incompatibles. En absoluto.


Todo esto me lo zampé (con perdón) viendo jugar a las... ¿damas? a un par de grupos de abuelos chinos, que como no son tontos y la primavera en este país es un mito, (porque no existe, es algo que se han inventado para impedir que haya suicidios masivos entre el 1 de marzo y el 30 de abril, aquí se pasa directamente de la parka al bikini), aprovechan los food courts de los centros comerciales para pasar el día echándose unas partiditas. Me dejaron muy amablemente sacarles una foto. Esto es Montreal: patatas alioli libanesas, rodeada de jubilados chinos.


miércoles, 14 de mayo de 2008

I've got the "one-more-washload-blues"

Cuando una decide dejar el trabajo -fijo- que tenía para volver a los estudios, todo ello apoyada solidariamente por su nada machista monsieur M., que está dispuesto a pagar las facturas y seguir pasando la aspiradora durante el tiempo que duren los dichos estudios, una se hace muchas preguntas existenciales. Preguntas tales que :

- ¿Seré demasiado vieja para volver a la universidad?

- ¿Me enmarujaré a fuerza de estar en casa? ¿Hay en mí un ama de casa que me acecha sin saberlo, que no aguarda más que la oportunidad de eclosionar? El enmarujamiento, ¿es algo innato, latente, o se desarrolla en condiciones propicias?

- ¿Me dará por empezar a ponerme rulos y una redecilla mientras estudio?

- Y más importante (y misteriosa) es la pregunta que formuló mi amiga Juana L. en uno de nuestros cursos de español : ¿adónde van a parar los calcetines que se pierden en la secadora? ¿Por qué se mete un par y siempre se saca un calcetín desparejado?

Juana L. formuló una teoría (en un español impecable, todo hay que decirlo, estoy orgullosísima de ella) : ¿habrá una dimensión alternativa, donde se congregan todos esos calcetines solitarios? Si la hay, ¿estarán planeando algo?

A lo mejor Jean-Pierre Jeunet decide hacer una película : "La ciudad de los calcetines perdidos" y me llama para escribirle el guión, salvándome de este ramalazo de señora de su casa que estoy atravesando en estos momentos.

Éste es el tipo de importantes reflexiones que suscita en mí el estar poniendo lavadoras un miércoles por la mañana, porque no sé qué demonios escribir en mi tesina, a una hora en la que las mujeres emancipadas están en el trabajo. Sólo de pensarlo, me da el eczema nervioso.

La casa tiene para mí un je ne sais quoi de agujero negro, que succiona la actividad cerebral y la creatividad, pero eso no está demostrado por ningún estudio concluyente, así que probablemente lo que tengo es sólo un trauma generacional. El consabido no-quiero-llevar-la-vida-que-llevó-mi-madre típico de la neurosis, según el psicoanalista que habla en la radio mientras hago coladas. Es una de las consecuencias de llevar esta vida de glamour y desenfreno que llevo ahora mismo.


Mi santuario privado y antro de psicoterapia: el lavadero.

lunes, 12 de mayo de 2008

Ensalada Nirvana con Cuatro Nobles Ingredientes

Las lechugas del super tenían una leve depresión, así que compré unos brotes de soja para la ensalada. Y me inventé esta especie de ensalada oriental con Cuatro Nobles Ingredientes. Los Cuatro Nobles Ingredientes de esta ensalada, sencilla pero alimenticia, son: tofu (previamente marinado en salsa teriyaki y frito), gambas cocidas y peladas, brotes de soja y sésamo.
El tofu se puede comprar ya frito, y las gambas están congeladas ya cocidas y peladas, así que esta receta casi puede ser calificada de "impostora", según Falsarius. Lo único que queda por hacer es cortar el tofu en cubos (o en forma de mándala, si sois de Bilbao), y mezclar los ingredientes de la vinagreta.
La vinagreta Nirvana: gengibre, aceite de sésamo, salsas wafu y teriyaki, vinagre de arroz.

Tampoco es que alcanzarámos la cesación del sufrimiento, pero no sufrimos en absoluto comiéndola.

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Es algo bastante raro, lo de que improvise algo por completo, como esta ensalada. No soy una cocinera creadora. Pero soy una cocinera creativa. Me explico: es raro que invente por completo una receta. Me gusta seguir una receta, es algo que me da seguridad, pero, al mismo tiempo, es muy poco probable que siga la receta a rajatabla, porque siempre la adapto para hacerla lo menos grasa posible, o porque me faltan ingredientes, o porque Júpiter está en la casa de Saturno... nunca he sido capaz de hacer como esos kamikazes de la cocina, que se montan menús organizadísimos para toda la semana, se los imprimen y se van con la lista al supermercado, comprando lo que necesitan con precisión soviética. Lo mío es infinitamente más caótico: me paseo por el supermercado como una turista, cuando veo algo con buen precio y buen aspecto, lo compro, y ya pensaremos después qué demonios hacer con, pongamos, cartílago de tiburón.

Este caos mío se manifiesta en forma de sobras bastante esquizofrénicas en la nevera, y el pobre monsieur M. se ve reducido a la condición de cobaya culinaria extremadamente a menudo. Él sabe cocinar perfectamente, pero como siempre está derribando tabiques en casa, en esta reforma escorialesca que no cesa, pues al final he tomado el mando de la sección avituallamiento de nuestro cuartel general.


Lo que da lugar a situaciones un poco surrealistas en casa :


Monsieur M.: - "Casi he terminado con la escayola. ¿Estás lista para la cena?" (pero en francés, claro)

Yo: - "Sí, ya casi está. Esta noche he probado una receta de (por ejemplo) ... empanadillas de cartílagos de tiburón con mousse de puerros. ¡Je! No tenía ni idea de cómo se limpian los cartílagos esos, a ver qué sale..."

Monsieur M. (con imperceptible fruncimiento de ceño): - "Mon p'tit loup, (porque me llama eso, y encima me gusta, qué bochorno, y yo que me reía de los "cari" o "mivi" de mi hermano), sabes, no tienes por qué darte tanto trabajo, si a mí, para cenar, cualquier cosa, ya me conoces, yo con una barra de pan y un poco de queso soy feliz..."

Yo (con mi mejor tono de esposa modelo): -"Pero hombre, si llevas todo el día lijando suelos a cuatro patas y tragando polvo de escayola... lo menos que puedo hacer es preparar algo interesante, y a mí ya sabes que me gusta cocinar, que no es un trabajo..."

Monsieur M., (ahora francamente inquieto): -"Ya, ya sé que lo haces a gusto, pero es que, en fin, ahem, últimamente me apetecía, er, (agitándose incómodo), es decir, sé que has trabajado mucho en la cocina, pero me preguntaba si, euh, podríamos cenar, en un momento dado, ...ehm, un bocadillo de queso con tomates."

Yo: -"Un bocadillo, ¿cómo te voy a dejar cenarte un bocata, con el día de curro infernal que te acabas de sacudir, en pleno fin de semana, además? Cuando puedo hacer una buena cena, algo novedoso."

Monsieur M.: -"No, si lo de probar cosas nuevas me gusta, ya lo sabes, pero... (respira hondo) ... ¡es que tanta novedad acaba agotando! (con voz tensa, como de ataquito de nervios subyacente) ¡No puedo más! No te lo tomes a mal, pero, ¿no podríamos repetir alguna receta? Ya sabes, como hace la gente normal, los viernes pizza, los domingos hamburguesas en la barbacoa, patatas fritas, yo que sé, algo así.".

Esta semana en el super he comprado hot dogs y carne picada. Lo que hay que hacer por amor.

sábado, 10 de mayo de 2008

Festival del calabacín II: the nasty zucchini strikes back / los calabacines contraatacan

Ya os he contado el enojoso incidente de los calabacines, este post no es sino una consecuencia más de haberme dejado llevar por esta locura capitalista norteamericana. Y de haber comprado demasiados calabacines.

En ese estado semialucinatorio en el que me sumergí la semana pasada, empujada por la desesperación de no saber qué hacer con los malditos calabacines que parecían no terminarse jamás, me lancé a la búsqueda de nuevas recetas jamás probadas por servidora, y elegí una de muffins. Para la receta, (en francés), pinchad aquí.

El criterio de mi elección denota lo ligeramente lunático de mi personalidad: fue lo absurdo de los ingredientes. Ya de por sí, lo de hacer esta especie de magdalenas hipertrofiadas que son los muffins, utilizando verduras, me parecía bastante grotesco. Pero el ver en la lista de ingredientes la mayonesa, casi rozaba el desatino.

Los muffins resultantes estaban muy decentes, -debe de ser que los hice acompañada de Edith, ella misma muy decente-, el sabor, un poco dulce para mi gusto, la textura, sensacional, esponjosa y jugosa, aunque alteré la receta ligeramente para volverla más sanota y alimenticia. Sustituí prácticamente toda la harina por harina integral -en esta santa casa puede que el exceso de calabacines en la dieta termine por volvernos locos, pero que no se diga que nos falta fibra-; no añadí pasas ni nueces (los calabacines en un dulce ya me parecían excesivos), y la leche era desnatada.

Me gustaron (no lo entiendo, monsieur M. no parece sentirse inclinado a probarlos), aunque la próxima vez que los haga -y dada la mala prensa que tienen los calabacines por aquí, será dentro de muuuucho tiempo-, pienso hacerlos sin azúcar y con queso. Versión salada. Pero siguiendo la receta al pie de la letra quedan esponjosos y muy agradables. Y no, no saben a mayonesa.

viernes, 9 de mayo de 2008

Printemps


Lo único que puede equipararse a cómo se me esponja el alma cuando veo mis tulipanes abrirse, es esta canción del muy maravilloso cantante quebequés, Daniel Belanger : "Les deux printemps" (para escucharla, pinchad sobre el nombre, id a Discographie, y pinchad en el disco "Quatre saisons dans le désordre"). Si queréis leer la letra, está justo al lado de la canción.

Y ya que la cosa va de flores, voy a aprovechar para lanzarle una a monsieur M.:

Toi aussi, tu es la plus belle saison de ma vie. Uy.

jueves, 8 de mayo de 2008

Save the planet, fuck the people



Esta es una de esas entradas que no tienen que ver con la cocina (aunque sí con la alimentación, de forma indirecta), y que probablemente desencadenará bastantes comentarios, mucho de ellos indignados, imagino. Si no lo hace, creo que voy a sorprenderme mucho.

No voy a hablar de gatos, sino de talibanismo ecológico y uno de sus ejemplos, la lucha contra la caza a las focas. Pero las fotos de mi gato Alfonso ilustran bien el tema por dos razones: cuando está en lo alto del armario de la cocina, mira hacia abajo con esa expresión tan felina, que parece decir "Pero mira que los humanos sois majaderos"; y porque su tamaño empieza a recordar peligrosamente al de una foca. Y es que Alfonso es un tragón, parece vasco, caray, y hace grandes esfuerzos para no quemar ninguna caloría de forma innecesaria y sin profunda reflexión.

Aunque no me apasiona ventilar todas mis intimidades, creo que para que esta entrada sea leída con una mente abierta, tengo que dar un poco de información personal para matizar un poco:

- Soy una semi-vegetariana (es decir, como carne unas dos veces al mes, como máximo, y pescado un poco más a menudo). Pero como definirme por medio de mi dieta me parece de un reductor lamentable, yo diría más bien que mi forma de comer es semi-vegetariana, y que como soy curiosa y glotona, me gusta poder probar de todo. Aunque prefiera unas verduras a un chuletón. Pero no diría que no a unas chuletillas de cordero... vamos, que no practico ningún tipo de restricción alimentaria.
Sin embargo, si tuviera que retorcer el cuello yo misma a los pollos que cocino, probablemente sería vegetariana. Como mucha gente en esta triste era industrializada. En mi caso, este pseudo-vegetarianismo no tiene absolutamente ninguna base ideológica, es una mera cuestión de gustos. Siempre me ha fascinado que la gente que protesta más alto contra la crueldad contra los animales, son justamente las personas que parecen sentir la indiferencia más completa hacia su prójimo y compañero de especie, el ser humano.

- Reciclo... imagino que el adjetivo sería "religiosamente" (uf, qué mal rollo), pero no tiene ningún mérito: en Montreal reciclar es obligatorio y te pueden multar si encuentran materias reciclables en tu bolsa de basura. Y sí, hay inspectores que tienen el "grato" trabajo de meter la mano en tu bolsa de basura. Alucinante, ¿eh? Pero sí que creo que reciclar es necesario. Punto.

- Nunca he ido a cazar (aunque en Quebec la caza es tradicional y forma parte de la cultura), y no creo que vaya nunca. Me cuesta entender por qué a la gente le gusta hacerlo. Pero también me cuesta entender por qué a la gente le gustan cosas como "Gran hermano" o "Loft Story". Me abstengo totalmente de juzgarlos. Y la lista de cosas que me cuesta entender es infinita.
Tengo amigos que la única carne que comen, es la de sus presas. Si no cazan, no comen carne. Y creo entenderlos.

- En mis hábitos de consumo, normalmente pienso en cosas como comprar verduras cultivadas en Quebec, si tengo la opción entre local e importado, compro local. Simplemente porque es más lógico, más fresco, y sabe mejor. Si no hay alternativa local, compro lo que me apetece comer. Si el precio es similar, compro orgánico. Si lo orgánico es más caro, no gracias. No soy millonaria. Y llevo mis propias bolsas reutilizables a la tienda. Pero no miro a la gente que utiliza las de plástico como si fueran criminales.

- Intento malgastar el mínimo de agua posible, aunque en Quebec no existan los contadores (este país tiene una de las mayores reservas de agua dulce del planeta). Pero cuando estoy cansada, las duchas largas -"duchas Hollywood", las llamo- me siguen gustando. Aunque sean una mala costumbre.

- Lo mismo va por la electricidad: éste es uno de los países del mundo en el que cuesta más barata, lo que no impide que apague los aparatos y luces que no utilizo.
- También intento utilizar jabones y productos de limpieza biodegradables y sin fosfatos, substancias que están causando muchos problemas en los lagos de Quebec.

- Y para terminar, en todas las conversaciones evito rigurosamente hablar de todo lo que acabo de contar aquí, lo que hago o no hago en mi vida cotidiana para no exprimir al planeta más de lo necesario. Evito también comentar, juzgar o valorar lo que hagan o no otras personas. Si en casa tengo algún invitado que no tiene las mismas costumbres que yo, le pido por favor que meta los envases al reciclaje, pero no le sermoneo (¿y quién demonios sería yo para sermonear a nadie, de todas formas?). Para eso puede ir a misa.


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Desde que me instalé en Canadá, una de las diferencias de base entre la idiosincrasia nacional de los quebequeses y la de los españoles que pude constatar fue el "desplazamiento" de creencias.

Por "desplazamiento" quiero decir que, como los quebequeses le dieron la patada simbólica a la iglesia católica durante la Revolución Tranquila, en los 60, muchos de ellos concentraron su atención en una nueva doctrina: ser católico está out, ser "verde" está in.

En mi opinión, el ser humano experimenta un vacío a la hora de adaptarse a una vida sin creencias, sin dogmas ni restricciones, la manera de enfrentarse a este vacío tras la caída de una religión mayoritaria es simplemente desplazando esta fe, elevando ciertas convicciones a la categoría de dogmas.

En Canadá, y en Norteamérica en general, esto se hace patente. Mucha gente ha adoptado la conservación del medioambiente y un cierto tipo de ecologismo extremo como nueva religión. Y no exagero. Se practica esta nueva creencia con la misma fe, aplicando los mismos dogmas y restricciones que les impondría una religión. Esto se hace patente en las restricciones alimentarias (como los veganos, crudívoros y vegetalianos, entre otros) y en los preceptos aplicados al comportamiento (evitar de utilizar todo producto de origen animal, como el cuero, la seda, etc., los ayunos "depurativos"...etc.).

Atención: con esto no quiero decir que todos los veganos, por poner un ejemplo, sean unos extremistas dogmáticos, sólo observo un fenómeno que se generaliza. Siempre habrá gente equilibrada en todas partes, menos mal.

Este fenómeno social me parece digno de observación, (¡sociólogos, tengo un mazo de ideas para tesinas!) y tengo la impresión de que muchos países occidentales experimentan la misma evolución de sus códigos de valores, países en los que se puede incluír a España. En España la religión católica tiene aún bastante influencia sobre la población, directa o indirectamente, pero cuando esta influencia vaya disminuyendo, nuevos dogmas ocuparán su lugar.

Si léeis detenidamente, no veréis ninguna crítica al compromiso con la causa ecologista (de todas formas, mi opinión personal sobre el tema es que la conservación del medioambiente no es una cuestión de virtud, sino de sentido común y de supervivencia de nuestra especie, que depende de todas las demás). Tampoco soy una católica desengañada, sino una agnóstica que va deslizándose hacia el ateísmo. Mi problema empieza con los integrismos.

Los integrismos de cualquier clase y con cualquier fondo ideológico me parecen la lacra de nuestra raza. Son un atentado contra toda forma de raciocinio y dignidad del ser humano, contra lo -poco- que hemos logrado evolucionar. Ser extremo y ultraortodoxo, aunque sea en nombre de una causa pretendidamente "buena", es más fácil que pensar.

Por eso cada vez tengo más dificultades para escuchar de forma cortés esos discursos culpabilizadores de los predicadores verdes, siempre al acecho para evangelizar al prójimo. Creo, al igual que Hubert Reeves y David Suzuki, (ilustres canadienses que os recomiendo leer), que culpabilizando no se llega a ninguna parte, si no, mirad lo vacías que están ahora las iglesias.

Lo importante es que cada uno ponga su granito de arena hacia el bien común. Algunos pondrán un obelisco, otros sólo un granito. También es importante acordarse de esto al votar, si a nivel institucional no se hace nada para secundar los esfuerzos individuales, no se arreglará gran cosa. Y las instituciones las elegimos nosotros.

Os daré un ejemplo de lo que yo llamo el "talibanismo ecológico" en una de sus manifestaciones más polémicas por aquí: la caza a las focas en Terranova y en Quebec.

He incluido en este post enlaces hacia dos periódicos:

- Uno de ellos es un artículo de El Mundo, que normalmente tampoco es lo que yo llamo un periódico sensacionalista. Es increíble, sin embargo, cómo han elegido los elementos informativos más sensacionalistas sobre el tema de la caza a las focas: artículo de El Mundo, 1 de abril

- El punto de vista canadiense (y he elegido un artículo de un buen periódico, artículo de Le Devoir, 26 de abril, evitando cuidadosamente los panfletos gubernamentales sobre el tema), otra realidad completamente distinta. El artículo está en francés, haciendo un breve resumen y algunos comentarios:

  • Green Peace lleva tiempo retirado de los bancos de hielo del norte de Quebec, donde se caza a las focas, porque estudios de biológos medioambientales -independientes- han probado que la población de focas no sólo no está en peligro de extinción, sino que empieza a haber problemas de hambruna debido a su gran número y a la disminución de sus depredadores naturales, los osos polares. La caza sirve para impedir que las manadas de focas alcancen un tamaño problemático para el ecosistema nórdico (empieza a faltarles pescado para alimentarse). El número de osos está disminuyendo por culpa de la desaparición de los bancos de hielo en el Gran Norte, su terreno de caza.
  • Los grupos que se oponen a la caza de focas no lo hacen por razones ecológicas, sino por razones morales. Y la moral es propia a cada uno, según su sistema de valores. Ninguna relación con la conservación del medioambiente.
  • Las publicidades de grupos anti-caza mostrando bebés foca blancos son fraudulentas, hace ya mucho tiempo que la caza a focas tan jóvenes está prohibida. Sólo se cazan focas adultas.
  • El famoso instrumento utilizado para matar a las focas es más eficaz que los que se utilizan en mataderos de bovino: contrariamente a lo que se difunde, no es un garrote, es una especie de arpón con un pico que entra directamente en un punto concreto del cerebelo del animal, que muere de forma instantánea. Ha habido estudios hechos por organizaciones contra la crueldad contra los animales que han probado que es el método más rápido e indoloro. No creo que los osos polares sean más rápidos y compasivos cuando se cazan una foca para la merienda.
  • En muchos mataderos industriales, el aguijón eléctrico con el que se mata a las vacas sólo las aturde, muchos trabajadores se quejan de que algunos animales están aún vivos cuando se les descuartiza. Pero un bebé foca sale más mono en las fotos, y a la gente le gustan los filetes de ternera.
  • Hace apenas un mes, tres pescadores quebequeses murieron ahogados. Un activista anti-caza, un tal Paul Watson, calificando a estos pescadores de "asesinos de bebés", manifestó que sus muertes eran menos importantes que las de las focas. No sé, igual soy yo, que no entiendo nada, pero me parece que hay un error en alguna parte...

Os aconsejo leer el artículo, es interesante ver que todas las monedas tienen dos caras, y, como siempre, la verdad está en algún punto entre las dos. Pero para eso, los medios de comunicación, que supuestamente tienen como misión informarnos, tendrían que presentarnos las dos caras. El problema de los medios es que ya no se dan como misión la información, sino la creación de opiniones en el público.

Para terminar, un comentario personal : encuentro curioso que en Columbia Británica, otra provincia canadiense, se maten en un día 19 millones de pollos y nadie vaya a hacer fotos de estos animales, que son criados en condiciones bastante peores que las condiciones de vida de las focas. La única diferencia entre zamparse una pechuga de estos pollos y utilizar un producto con grasa de foca (que por cierto, se usa para producir colágeno y la mayor parte de los productos utilizados para el tratamiento de grandes quemados en los hospitales) es la publicidad que se hace sobre la caza.
Y no, no estoy especialmente a favor de la caza de focas. Pero sí que estoy especialmente en contra de que todo Occidente permita que en Sudán, por poner un ejemplo, los bebés humanos mueran de cosas como la diarrea común, y a nadie le importe una mierda. En contra de que dejemos que casi un continente entero, lleno de seres humanos, agonice a fuego lento. Claro, un africano desnutrido no queda tan bien en las fotos junto a McCartney o la Bardot....
En contra de que McCartney aterrice en su jet privado (ey, buena contribución al cambio climático) y vaya a darles lecciones de moral a pescadores quebequeses que viven del paro seis meses al año. En contra de que Brigitte Bardot tenga tanta compasión por las focas y haya soltado bastante a menudo unas declaraciones alucinantemente racistas sobre los inmigrantes en Francia, con los que no parece sentirse tan compasiva.


Pues eso, "Save the planet, fuck the people".