Ayer arrastré mi catarro hasta un cine de Laval. Laval es una ciudad que gana mucho si se visita en la oscuridad de una sala de cine :-), y que me perdonen todos los lavallois que puedan leer este blog (altamente improbable). No es esnobismo montrealés, es que el Boulevard Des Laurentides es tan feo... (en cuanto pueda, pondré una foto). Lo que conozco de Laval es un amasijo de centros comerciales y anuncios de todo tipo, pensados para ser vistos desde el coche. La imagen que tengo de esta ciudad conlindante a Montréal es de un gigantesco "drive-trough", en el sentido más literal de la expresión, cuando la atraviesas en coche, te dan ganas de acelerar para hacerlo lo más rápido posible. En cualquier caso, si decidís venir por aquí de visita, os animaría a visitar Laval y encontrarle su encanto, probando una vez más que la belleza está por todas partes.
Fui a ver "No country for old men", de los hermanos Coen. No sé cómo se habrá traducido el título al español. En mi estado de semi-estupor producido por los antigripales, tengo que decir que me gustó mucho más de lo que esperaba. Nunca he sido excesivamente fan de los Coen, que me parecían divertidos, sin más. Pero esto es lo más parecido a eso que se suele llamar "una obra de madurez". Tampoco he sido muy fan de los western, aunque crecí con un padre al que le encantaban y tuve un profe de audiovisuales que nos obligaba a tragarnos una taza de Peckinpah por la mañana, tempranito. Pero puedo entender perfectamente por qué cuando uno empieza a dominar el arte de hacer cine, puede tener ganas de hacer un western moderno. Para hacer que hablen los paisajes, en lugar de los hombres, para mostrar caras curtidas que cuentan docenas de historias sólo con las arrugas en torno a los ojos. Para mostrar la dignidad del hombre solo, que se las arregla solo y muere solo.
En fin, poca música, pocas palabras, muy buen cine. El final me gustó un poco menos por ser muy literario, no he leído la novela de Cormac McCarthy en la que está basada la peli, pero me da la impresión que los directores quisieron respetar su final lo más posible y las dos disciplinas artísticas -literatura y cine- no utilizan exactamente los mismos códigos.
Pienso leer a McCarthy en breve, he oído hablar muy bien de él, hasta lo califican de "nuevo Faulkner". Su última novela, "The road", no para de recibir elogios en este lado del charco.
Euh, esto no es más que mi opinión. Recordad que las opiniones son como el culo: todos tenemos uno, y no forzosamente interesante.
Fui a ver "No country for old men", de los hermanos Coen. No sé cómo se habrá traducido el título al español. En mi estado de semi-estupor producido por los antigripales, tengo que decir que me gustó mucho más de lo que esperaba. Nunca he sido excesivamente fan de los Coen, que me parecían divertidos, sin más. Pero esto es lo más parecido a eso que se suele llamar "una obra de madurez". Tampoco he sido muy fan de los western, aunque crecí con un padre al que le encantaban y tuve un profe de audiovisuales que nos obligaba a tragarnos una taza de Peckinpah por la mañana, tempranito. Pero puedo entender perfectamente por qué cuando uno empieza a dominar el arte de hacer cine, puede tener ganas de hacer un western moderno. Para hacer que hablen los paisajes, en lugar de los hombres, para mostrar caras curtidas que cuentan docenas de historias sólo con las arrugas en torno a los ojos. Para mostrar la dignidad del hombre solo, que se las arregla solo y muere solo.
En fin, poca música, pocas palabras, muy buen cine. El final me gustó un poco menos por ser muy literario, no he leído la novela de Cormac McCarthy en la que está basada la peli, pero me da la impresión que los directores quisieron respetar su final lo más posible y las dos disciplinas artísticas -literatura y cine- no utilizan exactamente los mismos códigos.
Pienso leer a McCarthy en breve, he oído hablar muy bien de él, hasta lo califican de "nuevo Faulkner". Su última novela, "The road", no para de recibir elogios en este lado del charco.
Euh, esto no es más que mi opinión. Recordad que las opiniones son como el culo: todos tenemos uno, y no forzosamente interesante.
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