
martes, 31 de marzo de 2009
Mejorando

domingo, 29 de marzo de 2009
Pure Peanut Butter Cookies

sábado, 28 de marzo de 2009
Jamón, jamón
Para los cinéfilos, los crujientes pueden acompañar bien la película "Jamón, jamón", de Bigas Luna. Sé que para los lectores españoles no es ninguna novedad, pero creo que para los que me leen desde este lado puede ser de lo más instructiva. Puede descubrirles tradiciones españolas seculares, como los duelos con patas de jamón ibérico.
viernes, 27 de marzo de 2009
Bread alone / Pan sola, sólo pan


Esta pala, junto con la piedra de hornear que acaba de llegar, van a mejorar ostensiblemente mis panes. Eso espero. Si no, siempre me puedo servir de ellas como armas de autodefensa.

martes, 24 de marzo de 2009
Nos vamos de chóping (II)

lunes, 23 de marzo de 2009
Kiss me, I'm Irish



Bouillabaisse

viernes, 20 de marzo de 2009
Sobrinos y otros animales

jueves, 19 de marzo de 2009
Poutine
lunes, 16 de marzo de 2009
Wake-Up-and-Smell-the-Coffee Dark Chocolate Cake : Otro post pornoculinario
Os lo advertí.
Si a todas estas ventajas añadimos una buena taza de café expreso, la combinación de los dos puede despertar a un muerto en su tumba. Especialmente si se combinan en este Wake-Up-and-Smell-the-Coffee Dark Chocolate Cake, o Pastel de café espresso y chocolate negro despierta-de-la-hibernación-y-espabila-que-casi-es-primavera.
Ingredientes para el pastel (da para seis pasteles individuales o dos cakes)
- 200 gr. de buen chocolate, mínimo 70% de cacao
- 3/4 de taza de mantequilla
- 1 taza y 1/2 de un buen café solo, fuerte, preferentemente espresso (largo)
- 1/4 de taza de ron o de bourbon
- 2 huevos
- 1 cucharada de té de esencia de vainilla
- 2 tazas de harina
- 1 taza y 1/2 de azúcar
- 1 cucharada de té de bicarbonato
- 1/4 de cucharada de té de sal

Este pastel está especialmente indicado para seducir a mujeres en edad de merecer, para sacar de una depresión profunda a vuestro mejor amigo, o para poner al cónyuge en estado de propensión al disfrute carnal (en este caso, importante lavar los cacharros al terminar y servirlo sólo con un delantal, caballeros).
Tan bueno, que seguro que es pecado.
domingo, 15 de marzo de 2009
Ensalada autóctona de salmón

jueves, 12 de marzo de 2009
Eat cake: Gâteau Reine Elizabeth


«Cakes have gotten a bad rap. People equate virtue with turning down dessert. There is always one person at the table who holds up her hand when I serve the cake. -No, really, I couldn't, she says, and then gives her flat stomach a conspiratorial little pat. Everyone who is pressing a fork into that first tender layer looks at the person who declined the plate, and they all think, -That person is better than I am. That person has discipline. But that isn't a person with discipline, that is a person who has completely lost touch with joy. A slice of cake never made anybody fat. You don't eat the whole cake. You don't eat a cake everyday of your life. You take the cake when it is offered because the cake is delicious. You have a slice of cake and what it reminds you of is someplace that's safe, uncomplicated, without stress. A cake is a party, a birthday, a wedding. A cake is what's served on the happiest days of your life.»
******************
«In my family people tended to work against the cake. They wished it wasn't there even as they were enjoying it. But Florence Allen's reaction was one I rarely saw in an adult: She gave in to the cake. She allowed herself to love the cake. It wasn't that she surrendered her regrets (-Oh, well, I'll just have to go to the gym tomorrow , or, -I won't have any dinner this week). She had no regrets. She lived in the moment. She took complete pleasure in the act of eating cake. -"I'm glad you like it," I said, but that didn't come close to what I meant.»
«Eat cake», de Jeanne Ray
Una lectura culinaria para acompañar a este pastel, clásico y sin estridencias (adjetivos que se aplican tanto al pastel como a esta novela): "Eat cake", de Jeanne Ray. No es el libro que más me haya apasionado de todos los que he leído, podría ser calificado de gentle read, algo para leer en un momento difícil, en el que necesitáis un libro sin complicaciones, sin estrés, sin asesinatos, sin maldad. Un bálsamo calmante con olor a bizcocho en el horno.
Cuenta la historia de Ruth, prototípica ama de casa americana, que dejó de trabajar para educar a sus hijos y ocuparse de la casa. Ruth hornea pasteles cuando necesita un momento de evasión.
La vida tranquila de la protagonista da un vuelco brusco cuando se encuentra con su madre mudándose a su casa (tras un incidente grave que no le permite vivir sola) y su padre poco después, un padre bastante crápula, desaparecido del mapa hace muchos años, al que su madre odia con pasión. A eso se le añade la súbita pérdida del empleo de su marido, más una hija en su fase más inaguantable de la adolescencia, y el resultado es que Ruth necesita hacer algo para no lanzarse por un barranco al volante de su coche familiar (y poder alimentar a toda esa gente). Ese algo resulta ser lo que siempre ha hecho para sentirse mejor: pasteles.
Esta novela está escrita con un humor suave y mucho optimismo. Personalmente, el humor lo prefiero un poco más cáustico, pero me mantuvo entretenida hasta el final (feliz). Tiene unas recetas de pasteles estupendas, que veréis próximamente por aquí.
martes, 10 de marzo de 2009
Bajo el sol de Toscana


Para terminar, este pan con aceitunas y aceite de oliva que, aunque no puede competir -ni lo pretende- con otros que se ven por ahí, estaba muy rico, y costó muy poco esfuerzo con el método con el que he aprendido a hacer pan... en cinco minutos.
*Nota: Acabo de poner un enlace a la receta de base para el pan artesano en cinco minutos sin amasado (Artisan Bread in Five Minutes a Day) en la columna de enlaces que véis a la izquierda, bajo la rúbrica "Recetas". También he puesto un vídeo de los autores elaborando el pan por este método, el vídeo se ve mucho más claro que el que puse en la entrada de la semana pasada. Espero que os sea útil.
lunes, 9 de marzo de 2009
Festival del calabacín III: The Return of the Zucchini
En cocina yo funciono mucho por lo que veo por el mercado, soy incapaz de planificar nada de antemano, por eso a veces he tenido esos problemillas de gestión del excedente de calabacines, problemillas que me han permitido pasar gratos momentos buscando recetas en internet. Ajem.
viernes, 6 de marzo de 2009
Tutorial de interés público: cómo darle una pastilla a un animal de compañía

jueves, 5 de marzo de 2009
Pan (intento de post minimalista)


La culpa, del guru del pan, Ibán.
Ya estoy soñando con todos los panes que pienso hacer.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Asado sanguinario (y facilísimo) de paletilla

No me negaréis que esta señora da mucho miedo
Un par de mesitos a temperaturas muy bajo cero, y ¡zas!: veo un pedazo de inocente ternera, que nunca ha hecho daño a nadie, que hasta hace un par de días miraba con sus inmensos ojos marrones a su mamá la vaca, y me sorprendo a mí misma salivando y pensando en asados de paletilla.
Dominada por este impulso carnívoro, me he currado un asado de paletilla de ternera "À la Janette". El nombre viene de la entrañable Janette Bertrand, una veterana actriz quebequesa, que es algo así como esa abuela que todos quisimos tener, una Carmen Sevilla quebequesa y feminista, y la primera persona a la que escuché explicar la receta. Es una de esas recetas "Don't make it, fake it" de por aquí que tanto me gusta, por varias razones: se cuece lentamente (unas seis horas), con lo que todos los jugos de la carne se van destilando deliciosamente, el resultado de una cocción lenta es una carne increíblemente tierna, que puede cortarse con una cuchara, y la preparación es prácticamente inexistente (menos de cinco minutos). Me explico:
Ingredientes
-Sanguinario filetón de paletilla de ternera (o buey, si no tenéis barriga, cuanto más graso, mejor, ggrrrr) de al menos 3 cm. de espesor.
-Sobre de sopa de cebolla
.......................................
Se echa un poco de pimienta sobre el cadáver del pobre animal, se corta un buen pedazo de papel de aluminio, suficiente para envolverlo, el papel se unta ligeramente de aceite de oliva, se espolvorea con un poco del sobre de sopa, se coloca la tajada encima, se espolvorea con el resto de sopa -atención, no saléis la carne, la sopa ya contiene mucha sal-, se cierra bien el paquete asegurándose de que está lo más hermético posible, y se mete en el horno -en una fuente- a baja temperatura, entre unos 110 y unos 130 grados, depende del tiempo del que dispongáis y del espesor del filetón.
Para daros una idea, en mi horno -de convección- un filete bestial y prehistórico de 1 kilo 400 gramos tarda unas seis a siete horas, depende de la cantidad de grasa y de cuánto abra el horno. Cada horno es diferente, pero calculad que debéis meter la carne en el horno por la mañana, para que esté lista para la cena. Y refrescaros las reglas de tres que aprendisteis en el cole. Si queréis refinar un poco la cosa, a media cocción podéis añadir zanahorias, setas y patatitas.
Yo formé una montaña con las setas (cantarelas) cubriendo el filete, así el juguillo de los hongos impregnó la carne... mmmm, además lo regué con un poco de vino tinto. Y me curré un purecito de patatas como acompañamiento. Si queréis hacer esta receta trabajando lo menos posible, una ensalada verde para acompañarla es todo lo que necesitáis para una cena completa.
Después de zamparos esto, no organicéis ningún tipo de actividad que requiera agilidad física o mental. El único esfuerzo violento del que seréis capaces será el de estirar la manta por encima de la barriga, para dormiros una siestecilla.
El olor que flotará en vuestra cocina puede atraer osos, que no se diga que no os he avisado.

lunes, 2 de marzo de 2009
Alfonso y la operación biquini
Los problemas de Lupe con su nueva compañera de piso me han hecho pensar en los problemas de salud de Alfonso. Hace unos días estaba desayunando, cuando Alfonso entró en la cocina, con ese silencio todo pasos aterciopelados y felinos que es la forma natural de andar de los gatos. Hasta ahí, todo bien, pero cuando decidió subirse a la mesa, y de la mesa pasar a la repisa de la ventana de la cocina, rincón que es su observatorio favorito desde siempre, y desde el que vigila toda posible intrusión de esas malditas ardillas urbanas que se zampan mis plantas en el patio trasero, se fastidió el momento "National Geographic".
El bueno de Alfonso calculó mal el salto, error provocado sin duda por esa acumulación adiposa que lleva encima desde que empezó el invierno y dejó de salir y de correr tras los pájaros y ardillas invasores (mi gato es muy mediterráneo, en cuanto la temperatura baja de los cinco grados ya no quiere saber nada del mundo exterior, mientras que Julieta, más peluda y nórdica, no tiene ningún problema). Cuando le vi agarrándose patéticamente al mantel con las dos patas delanteras (no había conseguido izar el trasero a la mesa) mientras poco a poco iba resbalando, pensé:
Dueña Indigna (yo): -"Este gato está enorme".
No por nada se ha ganado los apelativos "panzoncín" (® by María Fernanda), "gatorme", "gatordo" (poco elegante, convengo con vosotros) y "gatolosal" (® by Lupe).
Mi mente, sumamente ocupada por tesinas, cañerías reventadas y otros quehaceres cotidianos, se concentró en otros problemas, y podría haber olvidado que uno de mis gatos corre el peligro de llegar a la obesidad mórbida, si no hubiera sido porque un par de días más tarde tuvimos visita.
Eddy, entrañable amiga mexicana de la que ya os he hablado, compañera de fatigas en el mundo de la lingüística, pasa por casa para ver si aún estoy viva -a pesar de esta tesina que no cesa-, y al entrar a casa y ver pasar un curioso Alfonso por el pasillo, no puede evitar proferir:
Eddy: - "¡Híjole!" (Eddy es mexicana, ya lo he aclarado. Y dice esas cosas.)
- "¡Este gatito está enorme!" (Uno de los rasgos encantadores de los mexicanos es ese uso de los diminutivos incluso en los casos en los que no se aplican. "Gatito" ciertamente no se aplica a Alfonso. Alfonso tiene la talla de una ballena beluga.)
Alfonso trepa laboriosamente al banco de la entrada y Eddy se inclina para rascarle el cogotillo. Alfonso ronronea.
Eddy: -"Fonso, te pusiste inmenso".
Alfonso, estirando el cuello para ofrecer el otro lado del cogotillo a mi amiga, a la que conoce bien por haber sido amablemente cuidado por ella durante mis vacaciones, y sin parecer demasiado ofendido : -"Ppurrrrrrrrrrrrrrr"
Dueña Indigna, incómoda, lanzando una ojeada al minino: -"¿Tanto?"
Eddy, todavía con la mirada fija en Alfonso: -"Ay, sííí."