jueves, 19 de febrero de 2009

El autobús diabólico, Dios, mi Madre y yo


«Yo soy ateo, gracias a Dios.» - Luis Buñuel

«No sólo no hay Dios, sino que intenta encontrar un fontanero en fin de semana.» - Woody Allen

«Era de esa confesión, principalmente en el sentido de que la iglesia a la que no asistía en la actualidad era católica.» - Kingsley Amis

«Yo no creo en el más allá, pero por si acaso me llevaré una muda de ropa interior.» - Woody Allen

********************

Desde que Canadá eligió un primer ministro conservador, una especie de pálido hermano gemelo de Bush, un cowboy de las praderas canadienses, desde el atentado del 11 de septiembre, desde que la religión en las instituciones públicas fue identificada erróneamente con la identidad quebequesa y su desaparición del ámbito público creó todo un debate en una provincia que ha abandonado la práctica religiosa desde hace mucho tiempo, desde la elección del último Papa, que nos retrotrae directamente a la Edad Media, me levanto por las mañanas oyendo las noticias en mi radio despertador, pensando que no hemos evolucionado mucho desde las cruzadas, y con unas ganas locas de apostatar (y de hacer pis), algo que aún no he hecho por pura vagancia y por una mala interpretación del respeto materno.

No sé vosotros, pero yo tengo como un hartón terrible de oír hablar de religión. La que sea. La religión en general, esa plantilla espiritual que se adopta cuando no se tiene edad de ejercer un cierto criterio, y a la que uno se aferra en la edad adulta por miedo a indisponerse con la familia (a los quebequeses eso les importa menos, en su caso el miedo es a una hipotética pérdida de identidad, identidad de la que la religión ya no forma realmente parte, como lo demuestra este estudio) , por miedo al vacío, por miedo a inventarse una espiritualidad propia, o por miedo, punto (la sombra del infierno es alargada).

Peor aún: se transmite, por los motivos ya mencionados. Creo que muchos padres bienintencionados que, a pesar de no practicar, se empeñan en mandar a sus hijos a la catequesis, lo hacen porque creen que así los están equipando con un conjunto de valores morales, una especia de "ética para la vida en kit", como si fuera un mueble Ikea, sin examinar de cerca lo que incluye ese kit, que presenta los mismos problemas que cualquier forma de pensamiento prêt-à-porter. La de matrimonios por la Iglesia y bautizos católicos a los que he asistido en los últimos años, organizados por gente que cree más sólidamente en la existencia del hada Campanilla que en la existencia de Dios. Curioso, como parece más fácil dejar de creer en Dios que dejar de creer en la condenación eterna. O materna.

Mientras me decido a librarme de la dichosa plantilla -vamos, que aún soy oficialmente católica ante la Iglesia y su burocracia, pero me lo estoy mirando-, y me resigno a ser fulminada, no por un rayo divino, sino por un enfado materno, me entretengo leyendo a gente que demuestra que la religión puede combinarse con el sentido común (sí, sí, es posible), y con chorradicas como ésta. (El primer bus no es obra mía).

A pesar de este agnosticismo mío derivando -peligrosamente para mi alma- en ateísmo, podéis comprobar lo lamentablemente conformista de mi carácter examinando mi ortografía: a Dios aún le endilgo una D mayúscula muy a mi pesar, y es que la furia de la Real Academia se me antoja peor que la divina, o la de mi Santa Madre, a la que también distingo con mayúsculas veneradoras. Sé que las emociones fuertes que le proporciono a Santa Madre contribuyen a su salud cardiovascular, así que intentaré hacer a un lado el sentimiento de culpa.

Tan católico, él.



23 comentarios:

The Intercultural Kitchen dijo...

Pongamos que es por miedo, punto (factor totalmente respetable, son 2000 años de miedo, no se borran en un día). El resto son excusas o intentos de autoconvicción.
Hace tiempo que apostaté y dejé de escribir dios con mayúscula. Mi familia me sigue queriendo.
¡Que la fuerza te acompañe!

Anónimo dijo...

Y lo más penoso de todo esto es que al leer tu post, que parece escrito por mi punto por punto con escepción del tema materno ( a mi madre todo esto se la refanfinfla, aunque por si las moscas no "descree" del todo), lo primero que me ha venido a la mente es decir: AMEN!

Vaya pedazo de atea estoy hecha, eh? ;-P

Un beso

Maite

Anónimo dijo...

Por favor, por favor, por favor....no mires las faltas de ortografia, que ya sé yo que ni tienen disculpa (bueno, si, estoy en el curro y a tres pantallas, pero ese es otro tema que un día de esta "trataré" con mi jefe, por que me pilla fijo....), pero es que a veces me leo y me duale...ay!!

Maite

Marona dijo...

Pues a mí la gente que cree de verdad me da envidia. Creo que es como ir con doping por la vida, todo debe resultar más fácil ¿no?

Anónimo dijo...

Arantza, si veo pasar una guagua con el letrero del bacalao y las sardinas, vaya a donde vaya, te juro por Dios, bueno, por Alá, por Odín, por todas las divinidades inexistentes de los olimpos humanos, que me subo, pago el billete, me siento al fondo y canto canciones de excursionista borracha hasta que me echen.
Sentido homenaje.

Lía dijo...

Yo, como tu, todavía no he apostatado por pura vagancia y porque un día hablando con mi padre preguntó muy serio: ¿realmente importa que cuando eras un bebé un tío con faldas te echara agua en la cabeza?
En fin, a punto estuve de explicarle extensamente todas mis dudas sobre pertenecer a un "club" en el que yo no elegí estar, pero...nuavemente la vangancia me pudo ;P

Arantza dijo...

Noema: muy de acuerdo con vuesa merced. La verdad es que lo del posible enfado materno es más bien un recurso dramático, porque la pobre ya está advertida desde hace mucho tiempo, y mi boda "por lo civil", tras tiempo de vivir "en pecado" la entrenó un poco para prepararse a la vida licenciosa que lleva su hija, y a su condenación asegurada.

Maite: como Buñuel, Maite, como Buñuel ;-).

María: no te estreses, María, que yo no miro mucho la falta en el comentario ajeno sin mirar la falta en el texto propio. Tendrías que ver la cantidad de letras que me como cuando respondo a los comentarios (normalmente, hacia las 7 y media de la mañana, antes del café). Por cierto, que hay un acento que se me ha escapado en este post, ahora mismo lo corrijo. Lo de la mayúscula,... me da rabia tener que escribir Dios con una, cuando no creo que sea una palabra especial. Por eso le calzo otra mayúscula a la Madre española, porque ésa sí que es una entidad especial ;-). Y manda casi tanto como Dios.

Marona: cuando he leído tu comentario, durante un segundo he pensado que es verdad, pero recapitulando... nunca he conocido a nadie que crea de verdad. La mayoría de la gente que conozco que practica una religión, lo hacen por miedo a las posibles "sanciones", mi Santa Madre entre ellos. Nunca les he odído que les haya aportado consuelo y apoyo en los momentos difíciles. Mi impresión personal ha sido siempre que la gente practica más por lo que pasaría si lo dejan que por lo que pasa cuando continúan. Y eso no es plan.

Lupe: gracias por la ovación. Es verdad que la guagua (cómo me gusta esa palabra) del bacalao mola. Lástima que no la haya inventado yo, porque podría ser vasca :-). (Las mías son las impertinentes que están debajo).

Lía: estoy igual que tú. Y yo creo que sí que importa lo de borrarse del club al que te apuntaron sin preguntarte tu opinión. Pienso que quedarse en él significa aprobar de forma tácita las burradas que aún promulga la Iglesia hoy en día. No me apetece seguir en una institución que funciona por el miedo y la culpa, que tiene la condenación sumamente fácil, que considera a las mujeres como seres humanos de segunda categoría, que perpetúa un enfoque del sexo totalmente enfermo (al mismo tiempo que se permite crímenes sexuales o, como mínimo, una doble vida), que predica la generosidad mientras se sienta en su montaña de riqueza, que condena el uso de preservativos en un continente en el que la gente se muere de sida... y no sigo porque no tendría espacio suficiente. Creo que voy a buscar ahora mismo la dirección de mi obispado.

Lía dijo...

Amén hermana...creo que me voy a poner a ello yo también ;)

Anónimo dijo...

Vaya que pena, no puedo estar más en desacuerdo contigo, aunque solo sea en este tema.
De verdad que siento leer este tipo de post. Y soy visitante asidua y recalcitrante de tu blog que me encanta.
Un saludo
MªAngeles

Whivith dijo...

Hola Arantxa.

Me encanta tu blog.
Lo he descubierto esta tarde y llevo horas enganchada a él.

Me gusta mucho ver las costumbres de otros paises y, gracias sean dadas ( NO oso, mentar a dios aqui) a que lo haces en castellano pues mi inglés está de lo mas oxidado y mi francés hace años que caducó en la despensa de la memoria.

Sigue así.

Besicos

The Intercultural Kitchen dijo...

Chicas, pues si vais en serio, en el sitio que enlaza Arantza encontré toda la información y un foro muy bueno. Para más dudas, servidora está a vuestra disposición (p.ej. cómo hacerlo desde el extranjero) ;-D El resto depende de la suerte de obispado que os tocó al nacer! Porque hay de todo en la viña del señor... jijiji

Arantza dijo...

Lía y Noema: efectivamente, en el sitio que he enlazado se encuentra toda la información necesaria (incluído el obispado al que perteneces y la dirección de tu parroquia bautismal). Carta escrita, firmada, y echada al correo, por mi parte, ya no pertenezco al club. (Esperaré la respuesta del obispado que lo hará oficial, pero mi parte está hecha). Noema, no sé si desde el extranjero la cosa cambia, el sitio no lo menciona, pero parece que adjuntado una fotocopia del DNI, ya vale.

M. Angeles: no te atristes, mujer, es normal no estar de acuerdo en todo. No sé exactamente por qué sientes este post (aparte de tu desacuerdo), a diferencia de muchas asociaciones religiosas que pululan por la red, yo no hago apología de mi agnosticismo, del ateísmo, ni siquiera de la apostasía (sólo doy la información, no animo ni desanimo a hacer uso de ella). De hecho, nada más lejos de mi intención que de hacer proselitismo (es una de las posturas de cierta gente religiosa -y atea- que me irrita lo indecible), expongo mi opinión, muestro alguna que otra opinión opuesta (hay por ahí un enlace al blog de un teólogo muy inteligente) e intento fomentar la reflexión. No vender enciclopedias, ni convertir a ninguna causa ;-). Reclamo precisamente el derecho a no ser convertida a ninguna causa, caray. Un saludo a tí también.

Wivith: bienvenida a la cocina. Por cierto, por aquí está totalmente permitido mentar a Dios :-) y a quien te dé la gana, siempre que no sea a la madre o los muertos más frescos de una servidora o de mis lectores (vamos, que vivan los puntos de vista diferentes, pero expuestos con respeto). Espero leerte de nuevo.

CRIS dijo...

El sentimiento de culpa cuesta de irse aunque renuncies de religión, es el tópico católico que arrastramos. Después de años de ejercicios espirituales como que quede harta de religión,decidí que si tenía que ser algo, animista o panteísta, simplicidad y síntesis,prefiero flipar con las montañas y con los gatos que con Ratzinger.Por cierto, que grande es el título de tu post,insuperable. A pesar de que me retiré del catolicismo, me sigue fascinando el estudio de otras religiones como fenómeno.
Besooos

Anónimo dijo...

Bonjour!
Me he reído mucho con tu blog!, que me alegra leer a alguien hablando en español sobre concina por estos lares. Tengo dos preguntas para ti:
1 ¿Cómo pronuncian tu nombre los quebequenses?
2 ¿Has encontrado acelga?
Yo la he buscado y ni sé cómo se llama, en definitiva estoy hasta el cuello con las espinacas.
Un gran saludo desde Montréal.
Paula.

Esperanza dijo...

No pertenecer al club es complicado, es decir, hace falta valor, sobre todo si eres un niño.

Me explico: en el afán de que mis hijas no tuviesen que pasar por todo lo impuesto que yo pasé (bautizo, confirmación, primera comunión...), decidimos su padre y yo, con la férrea oposición de los abuelos, no bautizarlas, y tampoco lo demás. Para el peque el no bautizo no tiene ninguna complicación. Vale, no se moja la cabeza.
Pero, ¿y la primera comunión? Todas las amiguitas con su catequesis,(los papás nunca van a misa, pero las niñas llevan dos años yendo a catequesis), su vestido de casi boda, su banquete, sus fotos... ¿y los regalos a toneladas? Que algunas se van al mundo Disney a París y esas cosas.

""¿Y tú por qué no haces la primera comunión? Vas a ir al infierno" dice la amiguita"
Y mi niña, que ya sabe porqué no la hace, pero que quiere zanjar rápidamente el asunto dice "Dios no existe"
Es duro para ella afrontar esta situación de exclusión de un rito social, actualmente sin sentido (religioso).
A veces me pregunto si me estaré equivocando.
Un saludo. Esperanza.

Arantza dijo...

Cris: no practicar una religión efectivamente no quiere decir no interesarse por el fenómeno religioso, fenómeno que explica muchas cosas que el mundo vive ahora mismo.

Paula: Bonjour, Montréalaise. Bienvenida a esta cocina. Mis respuestas a tus curiosas -en el contexto de este post- preguntas:

1- Los quebequeses pronuncian mi nombre... generalmente fatal. Algo así como Agggggansssssza. En el hospital donde trabajo me cuesta reconocerme cuando me llaman por megafonía. La pronunciación correcta es difícil de explicar sin tener a mano el alfabeto fonético ;-).

2- Las acelgas se llaman en francés "bette à carde". Cuando llegué no se conocían, ahora es cada vez más fácil encontrarlas (en Loblaws, Adonis o el mercado Jean-Talon). Las hay rojas (como las remolachas) y verdes.

Un saludo, espero verte de nuevo por aquí.

Whivith dijo...

HOla de nuevo Arantxa y al resto de lecto@s hola también.

Lo de no mentar a dios era broma porque a estas alturas no creo que moleste mi opinión ya que yo, aunque no comparto esa fé en el susodicho, respeto mucho a quien sí lo hace.

Una curiosidad, por si alguien no lo sabe:

Según la S. I. C. (Santa Iglesia CAtólica) todo aquel que es bautizado en esta fé no puede renunciar a e ella (Osea, cambiarse de religiön) si antes no apostata.

No sé si sabreis que cada parroquia de TODO EL MUNDO (Lo pongo en mayusculas porque es que me resulta flipante)tiene que "pagar" a su obispado y tanto por cien por feligrés ( Y os recuerdo que o apostatas o eres feligres toda tu vida) y que, además tiene que ingresar en el nº de cuenta que tenga su obispado otro tanto por cien de lo que recibe de los feligreses.

Esto no me lo invento, eh?.
Da la casualidad de que estube, hace muchos años, metida en el tema económico de mi parroquia, así que, o han cambiado las cosas (que ya estoy desvinculada de todas estas historias)o siguen pagando pelas por todos los "renegados".
Además, los divorciados (Mi caso, por ejemplo) estamos automaticamente excomulgados (Anda que nos importa eso mucho a nosotros...). Supongo que esto último si que lo sabreis.

Besicos

Arantza dijo...

Esperanza: cómo me alegro de leer tu comentario. Porque quiere decir que hay una generación de españoles que tienen niños y que los están educando mostrándoles que pueden elegir creer o no creer. Sé que no es fácil salirse de la norma, para darte una idea, una parte de la familia no vino a la fiesta con la que celebré mi boda -civil-, porque la hicimos en el monte, un gran picnic, y me dijeron que ya "que no era una boda de verdad"... Con esta anécdota no estoy saldando cuentas con nadie (de hecho, no me enfadé en absoluto con ellos, son gente muy mayor que no entendía bien esta "novedad"), sólo te explico que entiendo lo que vives con tu hija. Monsieur M. tiene una hija (hoy mayor) y atravesó los mismos problemas con ella (hace quince años, Quebec va con un poquito de adelanto). Hablando con ellos (porque yo no tengo hijos), y con los alumnos de la escuela donde trabajé, llegué a la conclusión de que los niños no echan de menos la pertenencia a la institución, la Iglesia, ya que no entienden realmente lo que implica. Ellos lo que echan de menos es la fiesta, los regalos y la pertenencia al grupo (nada tan conformista como un niño de diez años). Todo eso genera el fenómeno que en Quebec llaman "el vecino hinchable`": tú haces un banquete y le regalas una burrada, yo hago uno más gordo aún y nos vamos a EuroDisney. Personalmente, creo que lo mejor es mantener la misma postura que si tu hija te pidiera un regalo que cuesta una fortuna y que no te puedes permitir, porque "a su amiga Fulanita se lo han traído los Reyes": se le puede explicar que existen límites económicos, y se puede hacer lo mismo que hizo mi marido: la llevó a comprarse un vestido, organizó una fiesta con tarta, amiguitos y regalos. Y ella se quedó tan contenta.
Algo que perpetúa el estado de cosas en España es esa necesidad -comprensible- que sentimos todos por los rituales.
El problema es que si celebramos esos ritos por la Iglesia, sin ser realmente creyentes (como taaanta gente que conozco), es una falta de respeto hacia nuestros propios valores.. y los de la Iglesia y la gente que cree de verdad. Tenemos que empezar a crear nuestros propios ritos, eso es todo. Piénsalo así: si mañana emigraras a Japón con toda tu familia, con el tiempo y la adaptación comenzarías a celebrar fiestas que antes no sabías que existían. Lo que te haría sentir que esos rituales son "correctos" es la aceptación social que tienen en el nuevo país en el que vives. Bueno, pues es lo mismo. Si cada vez más españoles deciden "no pasar por el aro" para no disgustar a mamá, y encontrar una nueva manera de celebrar los ritos de paso de la vida (porque la comunión es, en el fondo, un ritual de paso a la pubertad), cada vez será más "normal". La normalidad no existe, la construímos nosotros.
Para terminar esta plasta, te diré que mi mejor amiga dio un ejemplo de valentía celebrando su boda civil... por todo lo alto. Ella quería todo lo que suele haber en las bodas españolas: el vestido de princesa, el banquetazo, el baile. Lo único que no quería era el cura. ¡Nadie pareció echarlo de menos!

Anónimo dijo...

Qué cosas, tengo entendido que en Barcelona han hecho una campaña exactamente idéntica a ésta en los autobuses y se ha armado la de Dios es Cristo, con el colectivo e-cristians organizando otras campañas con frases de Gandhi y no sé quiénes más para «demostrar» la existencia de Dios. Yo no creo en Dios ni en nada que se le parezca, pero tampoco me preocupa especialmente si existe o no (por eso esta campaña me parece una chorrada); más me preocupa el poder de la iglesia y sus contradicciones, etc.

Nada, que me has matado con esta genial frase: «y con unas ganas locas de apostatar (y de hacer pis)». Yo también tengo ganas de apostatar, pero tengo otras cosas que hacer ^_^

Pilar - Lechuza dijo...

Me ha encantado este post. Yo me casé por la iglesia por "la familia" bauticé a mis dos hijos por "la familia", pero ya ahí dije basta! No hicieron la primera comunión, pues creo que no les puedo obligar a entrar en una religión que yo no practico. Tengo amigas que preparaban la comunión como si fuese una gran boda. Mandaban a los niños al catecismo mientras ellas y sus mariditos quedaban en casa. Tuve discusiones tremendas por decirles que ellos tenían que dar ejemplo asistiendo a misa y acompañando a sus vástagos en el camino del señor...Pero claro, una vez celebrada la ceremonia con su parafernalia, en aquella casa nadie ( ni dios) iba a misa los domingos. Entonces me pregunto yo, para qué tanta tontería??
Ahora mis hijos tienen 18 y 21 años y la semana pasada, por el fallecimiento de mi suegro, pisaron por primera vez una iglesia. Salieron alucinaditos de lo que allí vieron.La bronca que nos echó el cura en el sermón, por
pecadores...Así que mi geta no la verán en muchos años por allí y la de los míos tampoco.
un saludo de una pecadora que arderá en el infierno

Arantza dijo...

Maite: uy, perdón, me he dado cuenta de que he respondido a tu segundo comentario con el nombre de "María". Ya sabes, la falta de cafeína... :-)

Wivith y Pilar:
Wivith, gracias por la información sobre la financiación de la Iglesia, que me confirma en mi opinión, he hecho bien en "borrarme".
En cuanto a las excomuniones, condenaciones y demás, sólo diré que la iglesia ha mantenido su poder durante siglos gracias al miedo, y que creo que ése poder sólo tiene la influencia que le otorguemos nosotros mismos. En alguna que otra conversación con un cura, recuerdo que en cuanto me sacaba la condenación por mis evidentes pecados (que se apresuraba a enumerar tras cinco minutos de conocerme, basándose sobre mi estatus marital, etc, etc.), me producía más o menos el mismo efecto que si el brujo de una tribu primitiva del fondo del Amazonas me hubiera agitado un amuleto de huesos delante de la jeta con gesto amenazador: súbitas ganas de soltar una carcajada.

Ander: este post justamente trata más sobre mis reservas en cuanto a la Iglesia como institución religiosa, en cuanto a todas las instituciones religiosas, justamente, que sobre Dios (dios, dioses, Alá, Yahvé, Jehová, Buda,...lo que te dé la gana). Las creencias privadas son eso, privadas, y sólo deberían repercutir en la vida personal del individuo que las profesa.

Anónimo dijo...

Arantza para tu información en Barcelona también circulan los buses "ateos". Algunas organizaciones cristianas han pagado anuncios alternativos proclamando la existencia de Dios en otros buses. Así que según que bus te toque, pues igual te vas al infierno, jaja!
Yo tuve que apostatar para poderme casar por lo civil, en esos tiempos (soy viejilla) era así.
Me encanta tu blog y lo sigo con asiduidad, sigue así que escribes muy bien.

Arantza dijo...

Marilú: la idea de este post vino precisamente porque la noticia de la campaña del autobús ateo en Europa (Londres, Barcelona,y alguna que otra ciudad, creo) llegó hasta los medios de comunicación de por aquí. Mi demanda de apostasía ya está enviada, y aún no he sido fulminada por un rayo, así que todo va bien :-). Gracias por la fidelidad lectora, te reservo una banqueta a la mesa de esta cocina.