domingo, 1 de febrero de 2009

El día de la marmota (II)


Doña Marmota está arrebujada entre edredones, apoyada en un par de almohadas, leyendo un número atrasado del "National Geographic" (probablemente sacado de nuestro cajón de reciclaje), con la cabeza cubierta de un redecilla bajo la cual se aprietan una cantidad considerable de rulos, considerable, teniendo en cuenta que Doña Marmota es un mamífero de pelaje más bien corto. Espeso, pero corto. Mientras, su legítimo marmoto duerme plácidamente el sueño de los justos, el largo sueño invernal de cualquier roedor canadiense de su misma especie.

Doña Marmota levanta la vista de su revista, se quita las gafas de leer, las deja colgando de la cadenita dorada atada a las patillas y mira a su felizmente dormido consorte. Algo en el artículo que está leyendo la deja pensativa. Levanta la mirada y la dirige al calendario colgado en la pared, cayendo súbitamente en algo importante y pegando un salto en la cama.

Doña Marmota, aún mirando al calendario, sacude a su marido con muy poca delicadeza: -"¡Paco! ¡Paco!"

Don Paco, dándose una ligera media vuelta para volver la espalda a Doña Marmota, con la facilidad que dan años de experiencia en ignorar sutilmente a su cónyuge (cuestión de supervivencia), inhala profundamente con un sonoro ronquido: -"Ssnorrrrrrrgggggggzzzzzzzz"

Doña Marmota, dejando caer la revista al suelo, sacude de nuevo a su marido, esta vez más vigorosamente: -"¡Paco! ¡Despierta! ¡Des-pier-ta-te-di-go!", puntuando cada sílaba con un empellón a su legítimo consorte.

Don Paco, abre un ojo sumamente enrojecido por el sueño, gira la cabeza en la almohada, boquea un poco, deglute la babilla acumulada en las comisuras del hocico, y echa una mirada extraviada a su mujer, aún medio dormido: -" Sssnorrrjz... glups... ¿Qué? ¿Uhm? ¿Qué, ah, qué pasa? ¿Un perro de caza? ¿Un ataque químico? ¿Los dos chiflados han plantado un lanzallamas en la entrada de la madriguera?"

Doña Marmota, acelerada: -"Nooo, nonono. ¿Sabes qué día es mañana?"

Don Paco, mirando a su esposa un poco más despierto, y un poco más irritado: -"¿Mañana? Mañana puede esperar, chérie. Vive el momento presente en todo su esplendor. Aún faltan horas y horas para mañana, horas y horas de agradable modorra... sssssnnooorrrrrgggzzzzzzz" Don Paco se da de nuevo media vuelta con bastante movimiento de colchón -tiene una tripilla respetable- y vuelve a roncar casi sin transición.

Doña Marmota, exasperada, agitando furiosamente a su marido por un hombro: -"¡Despierta! ¡Te estoy hablando!"

Don Paco, ahora un poco de malas pulgas, vuelve de nuevo hacia su esposa una cara llena de marcas de sábana: -"Ése es el problema. Lo que me impide dormir. Que siempre estás hablando, chérie, con todos mis respetos."

Doña Marmota gruñe, agarra de nuevo la revista, se pone las gafas de leer y lo mira por encima de la montura con el ceño fruncido. Don Paco suspira, se incorpora un poco en la cama, dobla una almohada por la mitad, y apoyándose en ella, entrelaza las patas delanteras sobre su abombada tripilla, mira a su mujer con ese aire siempre razonable que tiene, y con toda la dignidad que le permite su pijama de lunares: -"¿Qué es tan urgente que hace que me saques de la hibernación? ¿Qué pasa mañana?"

Doña Marmota, dejando pasar el enfado fingido (es muy mala actriz): -"Mañana es dos de febrero, Paco. ¡DOS! ¡DE! ¡FEBRERO! ¿Te das cuenta?"

Don Paco, la expresión vacía: -"No. No me doy cuenta. ¿Qué pasa el dos de febrero?"

Doña Marmota, a punto de explotar de impaciencia, con su mejor tono de "no-sé-lo-que-harías-sin-mí": -"Si no te recuerdo las fechas importantes, nunca te darías cuenta de nada."

Don Paco, deslizándose ligeramente entre las sábanas, dispuesto a seguir durmiendo: -"Efectivamente, chérie. Y seguiría hibernando, que es lo que hacen las marmotas dignas de ese nombre en estas fechas."

Doña Marmota, agarrándole la pechera del pijama y tirando hacia arriba: -"Mañana es el día de la marmota. Mañana tienes que salir de la madriguera, y ya sabes, si ves tu sombra, aún nos quedan unas seis semanas de duro invierno, y si no la ves, la primavera llegará pronto este año. Ahora mismo te plancho la camisa de vestir. Y te busco el gorro y la bufanda."

Don Paco, indignado: -"Eh, un momento. ¿Salir? ¿A principios de febrero? Chérie, no sabes lo que dices. Estás a falta de sueño, debe de ser la fatiga invernal. Deja de leer y duerme un poco, anda." "Salir." "Con la que está cayendo. Y la boca de la madriguera que tiene que estar sepultada por al menos un metro de nieve. Y los dos locos esperando fuera, esta vez vete a saber con qué nuevo artilugio diabólico: una pistola de agua, un vibrador, un lector mp3 lleno de discos de Mariah Carey." Resopla ruidosamente, tira de las mantas hacia arriba y se tumba.

Doña Marmota: -" Paco, nunca pensé que tendría que decirte esto, pero trabajas una vez al año. Lo mínimo sería no refunfuñar."

Don Paco, ultrajado: -"¿No ref--? Estamos en Quebec, POR SUPUESTO que quedan seis semanas de invierno, quedan como mínimo OCHO. Mira, si los humanos son lo bastante idiotas como para pensar que el que yo vea mi sombra o no es una predicción meteorológica más fiable que el canal MétéoMédia, es que están más locos de lo que creía. Y ya tienen al viejo Phil en Pensilvania, dispuesto a hacer el gilipollas como todos los años."

Doña Marmota, pegándose un poco a él y poniéndose las gafas en la cabeza, en guisa de diadema: -"Mmh, ya, sé que es una tontería, pero a ellos les gusta, pobres infelices, y es una tradición, absurda, ya sé, pero sales siempre tan guapo en las fotos..." (Patita en la pechera del pijama).

Don Paco, mirando la patita: -"Umpfh... despiértame a las ocho."


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En ese preciso instante, la autora de este blog, Esposa Infame (el calificativo me va bien en su definición académica: "Muy malo y vil en su especie") lee medio sentada en la cama, -cama que se encuentra en un dormitorio a apenas cuatro metros de distancia, y dos y medio de altura, de la madriguera de Doña Marmota y su consorte- bajo un inmenso (y gloriosamente calentito) edredón de plumas, en su pijama de franela estampado en cinnamon buns (lo juro). Está decidida a terminar la novela que está leyendo, de la cual le quedan sólo dos capítulos, mientras monsieur M. ronca suave pero uniformemente a su lado (y es que él tiene un horario de nórdico: a las nueve de la noche ya no es persona).

Súbitamente, Esposa Infame levanta la vista de su lectura y deja el libro con las páginas abiertas apoyadas contra las piernas. Algo le ronda en la cabeza, tiene exactamente la misma impresión que cuando se le ha olvidado preparar algo importante que debe llevar al trabajo al día siguiente. Dirige la mirada hacia la mesa de despacho a un extremo de la habitación... y cavila.

Monsieur M. boca abajo, en su postura favorita, la cara vuelta hacia el lado opuesto de mi luz encendida, la pierna y el brazo derechos doblados, cual enorme bebé en su cuna: -"Sssnooorrrrggggzzzzzzzzz"

Esposa Infame lo mira, y, sin saber exactamente por qué, lo sacude por los hombros: -"¡Ey! ¡Eh! ¡M.! ¡Despierta!"

Monsieur M., los ojos semiabiertos, la mirada muy perdida, las arrugas de la almohada estampadas en el carrillo, se sobresalta: -"¿Eh? ¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Fuego? ¿Invasión de domicilio?"

Durante una temporada, ha habido algún que otro robo nocturno en Montreal, incidentes que, en esta ciudad más bien tranquila, inquietan sobremanera a sus habitantes. Y como las casas montrealesas suelen ser de madera (al menos la estructura de base, aunque luego se recubran de ladrillo), los fuegos invernales son una pesadilla para los quebequeses.

Monsieur M., ahora alarmado, se sienta de golpe en la cama y busca con la mano la catana que dejó junto a la cabecera desde que empezó la ola de robos. ¿Paranoico? Un poco. Pero muy tranquilizador (y bastante hilarante), sobre todo si una se imagina la cara que pondría un eventual intruso al ver abalanzarse hacia él a un señor enorme, desnudo, levantando un sable japonés por encima de su cabeza.

Y quién soy yo para reírme, yo que guardo mi sable de kendo bajo la cama exactamente por los mismos motivos, porque me hace sentir mejor cuando él se va de viaje a electrificar renos en el Gran Norte. Cortar, no corta, (es de bambú), pero le puedo hacer olvidar su propio nombre a cualquiera al que atice en pleno cráneo. Imagino que vestida con el pijama estampado en bollitos de canela, los pelos en mi consabido estilo "electroshock en el sanatorio", la imagen sería terrorífica. Puro Kill Bill. Sin mencionar que primero tendría que apresurarme a ponerme las gafas, sin las cuales, a no ser que el criminal en cuestión sufriera de obesidad mórbida, no acertaría. En fin, que derrapo.

Esposa Infame: -"Tranquilo, no pasa nada. Oye, es que tengo la impresión de que he olvidado recordarte algo importante."

Monsieur M. me mira, incrédulo ante la evidencia de haberse casado con una chiflada como yo: -"¿Y para eso me despiertas? ¿Para decirme que se te ha olvidado recordarme algo?"

Esposa Infame, sintiéndose realmente infame, y agitándose un poco en la cama: -"Es que es algo importante, euh, creo, algo que hay que hacer mañana..."

Monsieur M. resopla sonoramente, vuelve a dejarse caer sobre la almohada, y masculla: -"Mañana es mañana. Vive el momento presente. Tienes más de ocho horas para pensar en ello. Y si no quieres pensar en ello, y no puedes dormir, léete "El poder del ahora", o medita, o haz una tarta de manzana, o escribe un capítulo de la tesina. O algo. Pero déjame dormir. Por favor. Corto y cierro." Dicho lo cual, se pone a roncar casi inmediatamente. -"Ssssnnnoorrrrrrgggzzzzzz".

Me levanto, voy al escritorio, miro la agenda. Nada. Miro por la ventana entre los estores, la noche es invernal, con luna, el parterre brilla cubierto de espesas montañas de nieve. Sigo teniendo la impresión de haber olvidado algo.

9 comentarios:

CRIS dijo...

Urge foto de pijama estampado de cinnamon buns.Buena recomendación de Monsieur Big Foot, a vivir el ahora que mañana habrá un poquito más de crisis.Muy divertido como siempre.
Besos

Anónimo dijo...

¿Cómo no sean las crêpes? Aunque no sé si eso es sólo costumbre gabacha.
Por cierto, gracias por la página web. (Eso sí algunas coincidencias son para partirse de risa)

alinitaxula dijo...

Arantxa ejejej estas como una cabra¡¡¡¡ me he reído mucho con el post... yo también le hago eso a anxo y encima se vuelve a dormir como si nada. Con el sueñito puñetero que tengo que cualquier ruido me despierta....

Anónimo dijo...

Sable de kendo???? katana??? ay! madre, recuerda a todas tus amistades que no se pasen fuera de hora por tu casa sin avisar...
Jajajajaja...pero se me han quitado todos mis complejos por mi pijama de perritos!!! jajajajaj...
Un beso
Maite

Ana dijo...

Jajaja... ¡está muy bien! Y, además, es curioso que dos pueblos tan alejados miren al cielo el 2 de febrero: mi padre nos decía que "si per la Candelària plora, l'hivern ja està fora, i si no plora, ni dins ni fora".

¡Abríguense!

Un besico.

The Intercultural Kitchen dijo...

Jajajaja! Muy bueno...

PD: TAMBIÉN URGE FOTO DE PIJAMA ESTAMPADO DE CINNAMON BUNS (CON POSE Y SABLE)
PD2: y si en la foto quiere salir Monsieur M. con su catana (¡madre mía, como suena!) y durmiendo como vino al mundo, ya sabes que tus lectores son muy liberales.

Arantza dijo...

Noema: no, si monsieur M., a su manera, es muy púdico. Vale lo de no tener pijama, pero tampoco es que vaya a lanzarse "worldwide" :-). Yo, en cambio, prometo foto de alguno de mis psicopáticos pijamas, mi uniforme de trabajo.

La Lupe dijo...

(me encanta que el señor marmota se llame Paco, y que se rinda cuando su mujercita le planta una pata peluda en la pechera del pijama) (y siento ir siempre uno o dos posts por detrás de ti)

Arantza dijo...

Uy, si me he dado cuenta de que no he respondido a los demás comentarios.

Cris: prometo foto de pijama. No exactamente de MI con el pijama ;-)

María: Aquí también se hacen crêpes para desayunar (herencia francesa...). Los fines de semana, cuando hay más tiempo.

Alinita: estoy en plena terapia, no creas. Pero no parece funcionar.

Maite: no mujer, si la gente llama al timbre no hay problema. La locura se desata sólo en casos criminales.

Ana: es verdad, qué curioso tener los mismos mitos meterológicos en sitios tan alejados el uno del otro.

Lupe: qué va, mujer, ya ves que la que anda con retraso soy yo. Cuanto más me estreso, más cocino, cuanto más cocino, más posteo, y se me acumula el trabajo...