lunes, 1 de diciembre de 2008

Coucou! C'est moi!

Cinco y media de la mañana. Escucho un ruido como de tanques invadiendo el dormitorio. Monsieur M., -están locos, estos nórdicos- ya ha salido rumbo al trabajo. Con el cerebro todavía algodonoso por el sueño, y un pie dormido porque Julieta, que aún ronronea, ha pasado la noche acostada encima, intento encontrar el origen de ese ruido callejero, ese temblor de vehículo pesado, y tras el estruendo, ese sonido como amortiguado, tan particular. Aún más: ahora hay un silencio no habitual, normalmente debería oír los coches que ya circulan hacia el centro.

¿Estamos siendo invadidos por tanques? ¿Quién ha envuelto la calle en trapos, y ha conseguido que los coches hagan apenas ruido? Una parte de mi cerebro termina por despertarse, una bombilla neuronal se enciende: ese ruido como de tanques son las orugas de la máquina quitanieves. Esa ausencia de ruido callejero, ese tráfico atenuado es el silencio tan característico -y maravilloso- de después de una buena nevada.

Ha llegado con un mes de retraso, pero al fin ha llegado. Y yo puedo permitirme el lujo de alegrarme como un niño que acaba de enterarse que la escuela está cerrada: viajo en metro y no tengo que conducir. Y ni siquiera hace frío (vale, las temperaturas bajo cero ya están aquí, y se han instalado para quedarse, pero aún no estamos en los dígitos dobles).

¿Qué me resta por hacer en una mañana así? Saltar de la cama, ponerme los pantalones de nieve y un plumífero por encima del pijama, salir al patio trasero, dejarme caer de espaldas, y hacer angelitos de nieve. Evidentemente.


Cuando una pensaba haberlo olvidado, ahí está, el eterno invierno nórdico, llamando a la puerta de este inmenso congelador que es Quebec: -"Coucou! C'est moi!"

14 comentarios:

Marona dijo...

Leí una vez que ese silencio en la nieve es debido a que los copos son cristales que se unen entre si formando como cojines de aire que aislan de los ruidos. Me pareció una explicación física muy linda. Lo expliqué aquí: http://eltiempodelamarmota.blogspot.com/2008/03/silencio.html
A ver cuando cae una buena por aquí también. ¡Disfruta de la nieve!

liuia drusilla dijo...

Aquí mucha ola de frío polar, pero no ha caído ni un copo de nieve (bueno, unos poquitos el otro día y otros poquitos esta noche), con las ganas que tiene mi perra de jugar en la nieve. Espera, que voy a hacer un paquete con nosotras dentro y nos mando sin remite a Montreal (es que yo sin mi perra no soy nada, vamos juntas en el lote :P). No te preocupes por los gatos, que es muy cariñosa con ellos ;) -no es coña.

Anónimo dijo...

Aquí si se le ocurre nevar salimos todos a hacer fotos de La Concha nevada... Así que disfruta de la nieve por mí también.
Saludos

Anónimo dijo...

Lo del angelito de nieve a bajo cero y a las cinco y media de la mañana suena de un idilico que no veas...brrrrrrr.....
Pero seguro que esta tooodooo precioso!!
Un beso caluroso
Maite

Anónimo dijo...

Lo del ángel es un sarcasmo matutino, ¿no?

Haznos una tarta, anda, Arantza, regálanos un dulce despliegue de calorías de colores, súbenos la moral, aunque sea sólo por la parte de los ojos...

Y por favor, que no lleve pavo.

The Intercultural Kitchen dijo...

Yuuupppiiiii... es un regalo levantarse y verlo todo blanco, y ese silencio, a mí me fascina!
¡Qué bonito!

La cuina vermella dijo...

Yo tambien quiero nieve, para hacer angeles como tu... que envidia más mala!!
besos querida!

CRIS dijo...

Debe ser precioso, a mi me fascina ese silencio tan extraño que sólo se produce cuando nieva (gracias Marona por la explicación científica).La semana pasada cayeron unos copitos de nieve cerca de casa pero no prosperaron, se fundían al contacto el suelo, snif, snif.
qué lo disfrutes y tires muchas bolas a los quebequeses

Annie dijo...

Beurk beurk: nieve más frío más "no luz del sol más de 6 horas por día" me duelen el estómago. Odio los meses de noviembre y dicembre por eso porque hay una falta enorme de luz y de calooooooooooooor. Joder.

Pero, me gusta también este frío terrible y los inviernos como él del invierno pasado! Qué contradicción! Ya lo sé... Viva el Québec! eh?

Maria Fernanda dijo...

¿Ya cayó tanta nieve como para que te avientes y no te rompas los huesos? Aqui si, pero como hace "calor" toda se derrite y las calles se vuelven ríos de "slush"... no es la parte más romántica de la nieve... Pero de que llegó, llegó y llegó para quedarse
:) lo cual asegura una blanca Navidad!

Arantza dijo...

Marona: he leído tu post, y es verdad que todo lo que rodea al fenómeno de la nieve es bonito. Yo también investigué un poco el tema:
http://micocinaenmontreal.blogspot.com/2008/02/uno-dos-tres-cuatro.html

Liuia: Mmm, la que tiene ganas de jugar con la nieve, estás segura de que es la perra? :-)

María: ya me acuerdo de la sensación que causaba la nieve por allí... yo vivo sumergida en ella como mínimo cinco meses al año, y aún me maravilla...

Maite: a ver, he abierto los ojos a las cinco y media, pero yo a esas horas no salgo de la cama ni con una grúa. Que me estaré volviendo nórdica, pero no loca. Digamos que lo que cuento ha sido una hora y media más tarde...

Lupe: pues te juro que esta es una entrada sin sarcasmo, así, tal cual, lindando lo hortera, lo sentimentalón... que tengo tanto de eso como de ironía. Espero no decepcionarte :-). Estoy en plenos exámenes, así que todas las tartas están suspendidas hasta nueva orden (unos diez días). Estos días lo que toca es descongelar esas cosas irreconocibles (porque ya no se sabe muy bien si pertenecen al reino vegetal, animal o mineral) que descansan en paz en el congelador desde hace ya muchos meses.

Noema: yo reacciono igual que tú, y monsieur M. me mira con un ojo torvo (el mismo que le pongo yo los sábados, cuando se levanta a las seis de un buen humor psicopático). Es que yo no tengo que conducir para ir al curro ni a clase. Ji, ji, ji. Y él sí. Y tiene que palear para desenterrar el coche. Jiu, jiu.

Cuina: bueno, tú primero cúrate del todo, y ya hablaremos luego de hacer ángeles. Saludotes.

Cris: pues curioso, a fuerza de vivir con tanta nieve, no hago muchas batallas. Cuando salgo a andar en raquetas con M. un poco, aunque no son exactamente batallas. Son más como refriegas, que se terminan siempre igual: él me levanta en su abrazo de Bigfoot, y me lanza al primer montón de nieve que pilla. Y yo con nieve hasta en la ropa interior. Es la famosa versión quebequesa de la sana costumbre rural ibérica del "lanzamiento de la moza al pilón".

Annie, quebequesa "de pura lana":-)
Mujer, que es bonito, el invierno. Al menos hasta febrero :-). A partir del 1 de marzo me iría a vivir a Cuba. Lo de la luz también me afecta mucho, por eso estoy deseando que nieve más, porque la nieve alegra el paisaje.

MF: llegó, pero no duró. Idem por la "sloche", y probablemente en Montréal haya más que en Québec (allí os habrá nevado más, no?) De todas maneras, con la tonelada de trabajos de fin de sesión que tengo, tampoco puedo disfrutar mucho del mundo exterior (exterior? salir? qué es eso?)

Anónimo dijo...

(no, si lo del sarcasmo lo decía por el frío... aquí en el trópico estamos a 17º, quejándonos de estas temperaturas tan bajas que nos tienen hechos polvo, buscando calcetines gordos y rebecas de cuando la abuela... y sólo de imaginarte bajo cero, madrugando, tirándote a la nieve y pataleando ADREDE me entran fatigas... pensé que lo decías de broma)

Arantza dijo...

No por nada digo yo a menudo el "están locos, estos nórdicos", que es el equivalente quebequés de "están locos, estos romanos"... y lo peor es que con el tiempo parece contagioso, ese concepto de la diversión invernal... ;-)

Arantza dijo...

...hace ya lustros que monsieur M. intenta convencerme del plaserrrrr de cortar un agujero en el hielo y pegarte un chapuzón helado, así a pelo, cuando acabas de salir de la sauna... yo creo que lo que quiere es eliminarme para cobrar el seguro... aunque para que veas que me adapto, el invierno pasado cumplí por primera vez el ritual de rodar por la nieve en bañador (a 19 bajo cero), recién salida de un jacuzzi casi hirviendo. Y aún estoy aquí para contarlo. No, si yo la nacionalidad me la he ganado a pulso.