jueves, 29 de enero de 2009

Los derechos del lector


El post sobre los libros de autoayuda ha dado lugar a algunos comentarios muy interesantes de parte de los lectores que se sientan a menudo a la mesa de esta cocina. Vuestros comentarios me han dado ganas de ahondar un poquillo más en el tema de la lectura/cultura y nuestras culpabilidades y complejos en relación al tipo de lector/espectador que somos, o que creemos que somos. Esta entrada también puede animar un poco a los padres de retoños que parecen sentir un rechazo visceral a la letra impresa o al cine en el que no se destripa a un grupo de adolescentes con un gancho de carnicero.

Daniel Pennac, escritor francés que me cae especialmente simpático por varios motivos (escribió novela negra sin acomplejarse por ello, tiene grandes inquietudes pedagógicas, entre otras las de transformar la educación pública en una institución que dé una educación de calidad, sin masacrar al individuo), es un rebelde literario y pedagógico que de niño sufrió mucho intentando adaptarse a una escuela que no estaba hecha para él, y que si hubiera hecho caso a los obtusos profesores que lo desahuciaron del mundo cultural, nunca hubiera escrito cosas tan interesantes como "Comme un roman" ("Como una novela"), ensayo en el que estableció los derechos imprescriptibles del lector :

1. El derecho a no leer
Yo no sé vosotros, pero yo este derecho no lo practico. En un país nórdico, con tanto tiempo pasado en casa, y una tele que es... pues eso, tele, es casi imposible. A veces, entre dos libros, especialmente si el libro recién terminado me ha gustado mucho, necesito como una pausa para digerirlo. Entonces es el momento de lanzarse a los cómics. Pero eso también es leer, puntualizo, sobre todo para los padres preocupados por el grado de analfabetismo de su descendencia.

2. El derecho de saltarse páginas
Cuanto más me gusta una historia, tengo tantas ganas de saber lo que va a pasar, que "echo un vistacillo". Soy de natural impaciente. Pero una vez satisfecha mi curiosidad, suelo leer todo lo que me he saltado. Porque lo importante no es solamente saber el destino del viaje. La ruta para llegar también suele ser interesante.

3. El derecho a no terminar un libro
Aún me cuesta mucho. Tengo esa testarudez crónica producida por una de esas educaciones "hay-que-terminar-lo-que-se-empieza" (y mirad la miseria que me está dando con la tesina). Pero empiezo a darme permiso para hacerlo (no terminar un libro, no hablo de la tesina. Ésa, o la acabo, o acaba conmigo). Y tras leer el comentario de mi hermano en el post anterior, creo que es algo que me voy a autorizar más a menudo.

4. El derecho a releer
Mh, éste tampoco me lo aplico. Creo que una vez o dos en toda mi vida. Hay demasiados libros que no he leído y que me gustaría leer, y tan poco tiempo...

5. El derecho a leer lo que sea
Totalmente de acuerdo. Libros para niños. Novelas rosa. Clásicos de posguerra. Tebeos. Revistas, del corazón o de más abajo. Diccionarios. Cajas de galletas. Envases de cosméticos. Anuncios en el metro. Grafittis en las puertas de los baños. Anuncios luminosos. Blogs, correos, libros de recetas, folletos en la farmacia. Los post-it que la gente tiene pegados al frigo, en casa ajena.

6. El derecho al "bovarismo" (enfermedad de transmisión textual)
La lectura de obras de ficción, ¿puede realmente hacer que uno se sienta insatisfecho con su propia vida? Probablemente sí.

Yo he tenido que resignarme a que nunca iré al colegio Hogwarts de magia y hechicería (ni siquiera como profe); a que nunca tendré una tía como Jane Marple, con la que tomar té con scones mientras hacemos punto y me cuenta su último caso; a que realmente no tengo ningún talento para el adulterio y los amores prohibidos como Anna con su Vronsky, Lara y Yuri, Madame Bovary; a que jamás tendré una hermana como Elinor Dashwood, generosa y razonable, con la que compartir mis secretos, ni una casa en Francia como Claudine (aunque mi gata es casi como la suya) o en Toscana, como Frances Mayes. Tampoco iré al Yukon a vivir la fiebre del oro como los personajes de Jack London, ni me pasearé por la Tierra Media acompañada de Aragorn (*suspiro*), ni por la Escocia de Stevenson, ni por los salones elegantes del Nueva York del XIX, como la condesa Olenska.

Pero si no hubiera abierto esos libros, nunca hubiera conocido todos esos personajes, todas esas épocas, todos esos lugares. Eso me compensa de la envidia cochina que me provocan.

7. El derecho a leer en cualquier sitio
Éste lo practico con pasión. Algunas de mis mejores lecturas las he hecho en los sitios mas inverosímiles, en las situaciones más inapropiadas.

En tiendas de campaña en Quebec, a la luz de la linterna, escuchando algo (por-favor-que-no-sea-un-oso-por-favor-que-no-sea-un-oso) que anda entre los arbustos que rodean el claro donde dormimos. En el cuarto de baño, por supuesto, en la cama, en el sofá, en colas del autobús, del metro, en muchos aeropuertos y estaciones de tren diferentes de países diferentes. En la piscina municipal, en un parque municipal, en la biblioteca municipal -curiosamente, no mucho-, en la cola de las elecciones municipales, en una asamblea municipal (estooo, era muy aburrida), en clases de matemáticas y de fonética. En presentaciones ministeriales (estooo, yo sólo tenía que ocuparme de hacer unas fotos para el periódico interno, al final. Y también era increíblemente aburrido). En la playa, en el supermercado, en la cocina, revolviendo una bechamel, en el albergue de peregrinos, en pubs, en bares, en cafeterías, en el restaurante, sola y acompañada. En muchas salas de espera de hospitales, en la UVI, en un entierro. En medio de un bosque, en medio de un lago, en medio del Atlántico. En una roulotte, en un ferry, en un tren.

8. El derecho a hojear
En la librería y en la biblioteca, un vicio. Y una necesidad, nunca compro un libro sin leer al menos el primer párrafo, mejor, la primera página. En casa de otras personas, una indiscreción.

9. El derecho a leer en voz alta
Me encanta, siempre me ha encantado. Cuando era una cría le leía a mi madre mientras planchaba, he leído cuentos a mi sobrino, a los niños de mis clases de primaria, como voluntaria a un par de abuelitas con pérdida casi total de la vista. Leo para monsieur M., cuando un pasaje es gracioso o interesante. Canto fatal, pero leo bien.

10. El derecho a callarnos.
¿Te has leído las obras completas de Pemán o todos los tomos de la Enciclopedia Británica? Tanto mejor para tí. Probablemente la gente a tu alrededor también ha leído mucho. En esto, intento aplicarme el proverbio quebequés (no sé si realmente es quebequés, pero lo aprendí aquí): "La cultura es como la confitura: cuanto menos hay, más se extiende".

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"El verbo «leer» no soporta el imperativo. Aversión que comparten otros verbos: el verbo «amar»... el verbo «soñar»"

(D. Pennac, "Comme un roman").
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MEME DE ULTIMA HORA:
Por sugerencia de Sara, y como quiera que me ha parecido buena idea, pero sé que somos gente ocupada que no siempre aprecia que nos lancen el testigo y nos creen la obligación de pasar el meme cuando no tenemos tiempo -o ganas, o ideas-, propongo un meme libre, parafraseando a De Gaulle cuando vino de visita a Quebec (vive le "meme" libre!).
Si tenéis ganas de contarnos cómo os aplicáis (o no) estos derechos del lector, no tenéis más que escribirlo en vuestro blog y dejar un comentario en este post, con el enlace de la entrada a vuestro blog.
No pienso hacer una recopilación porque tengo una tesina por terminar y garbanzos en el fuego, pero creo que la gente será capaz de ir a ver los comentarios solita. ¡Animaos, tengo ganas de leeros!

13 comentarios:

Ginebra dijo...

Leido el punto 6 doy infinitas gracias a la genética por haberme hecho casi incapaz de llorar porque de lo contrario me deshidrataría entera.

La Lupe dijo...

Ay, sí, Gin...
Arantza, Yo pido dos derechos más.
Uno, el derecho de leerse un libro sin masticar, sin respirar casi, y de terminarlo a una hora absurda de la madrugada, con más ojeras que el Santo Padre, pero feliz, diciéndose "bueno, bueno, ahora lo puedo empezar de nuevo con calma, con gusto, atendiendo a los detalles".
Y dos, el derecho de indignarse y dar patadas cuando un traductor incapaz o un editor asqueroso cogen un libro maravilloso y lo maltratan y lo sacan ahí fuera con una montaña de erratas y barbaridades y fealdades.
(Tila, tila)

Sara dijo...

Que guay (lo sé. He elegido la palabra menos cultural y definida para descibir algo. Lo siento. Pero dadas las circunstancias... me he entusiasmado y espero que se me perdone).

Creo que deberías envolver este post con papel de regaol y retar a todo quisqui a hacer un même con estos derechos.

Me lo he pasado muy bien leyéndolo, y pensando en cuales son mis respuestas.

Besotes

liuia drusilla dijo...

Estoy con La Lupe en los dos puntos, pido por favor permiso para darle una paliza a cualquier editor que publique un libro sin respetar ni una santa tilde diacrítica. Te cojo el meme, que hace unos días que no publico nada (y tengo otras cosas más urgentes que hacer que, por supuesto, pueden esperar a que termine de escribir el meme).

Lía dijo...

Arantza, este libro me cambió la vida como lectora y sinceramente es casi lo más útil que leí en los tres años de carrera universitaria...
Me uno a la petición de La Lupe y Liuia y ya puestas como bibliotecaria añadiría que "obligasen" a las editoriales a poner todos los datos de edición de los libros en un sitio reconocible y dejar de pasar horas buscando la puñetera fecha de edición y cosas así ;P

liuia drusilla dijo...

Deberes hechos: http://liuiae.blogspot.com/2009/01/los-derechos-del-lector.html

CRIS dijo...

Creo (uy,que me voy a enrollar, intentaré sintetizar)que en nuestro país hay muchos prejuicios acerca de ser un "gafapasta". Si lees, te gusta la ópera barroca y asistes regularmente a exposiciones lo tienes que llevar en la cladestinidad, no sea que rápidamente te cuelguen la etiqueta de snob,pedante, raro, insano, o cosas peores. Por otra parte entre los llamados intelectuales si te gusta el thriller policíaco, la literatura cómica y de vez en cuando compras libros de autoayuda, buff!es una mala señal,un no es puro y debe esconder esos libros detrás de la librería o en baules para que no los vean los amigos intelectuales de verdad, es decir, esos rancios redichos que se amoldan a tópicos.
Por favor,vasta ya!, seamos abiertos, tengamos curiosidad por todo tipo de cultura y culturas, leamos lo que nos dé la gana y comentémoslo sin vergüenza porque nunca será peor que comentar las prótesis de silicona de la concursante del último Gran Hermano.

Y por cierto, no creo que los escritores y los artistas superen en ego a políticos,banqueros, brokers y constructores.
Por cierto, el meme muy interesante.Besos

Anónimo dijo...

Un post soberbio!!! es por esto por lo que cada vez que enciendo el pc lo primero que voy a ver es tu blog...
Y la ültima cita es tan, tan cierta que tuve que leerla tres o cuatro veces para asimilar lo que veian mis ojos.
Eres un sol...que lo sepas
Un beso
Maite

Anónimo dijo...

Hola lectoras!!!
Creo que no os descubro nada, pero el ensayo de Daniel Pennac está traducido en la editorial Anagrama. (Una de mis preferidas, todo hay que decirlo.)
Yo agradezco mucho a Miguel, el profesor de castellano de mi hijo. ¡Les lee en clase! Y empezó con "Querido hijo: estás despedido"
Y yo, tengo la manía de leer cualquier cosa y en cualquier sitio. Ahh!! Cómo echo de menos cuando estudiaba en la universidad y tenía todos los días un par de horas para leer en el bus...
Por cierto, tengo una manía absurda pero que sirve para descubrir lecturas diferentes. Siempre pido a mis amigos que me presten un libro que les haya gustado... A veces no me gusta pero cuando descubro algo nuevo...¡Qué placer!
Saludos lectores.

Irisibula dijo...

En nuestro grupo de bibliotecarios infantiles (el bloc del jimboto) publicamos hace poco un cartel ilustrado por Quentin Blake con los derechos de Pennac. Pásate, seguro que te gusta.

Laia dijo...

Hola,
Me apunto a todos los puntos y sobretodo me apunto a los dos nuevos de Lupe. Placer infinito leer con una luz pequeñita para no molestar al compañero pero no tienes más remedio que terminar el libro aunque luego te sepa mal que se haya terminado.
Respecto a lo de las traducciones y erratas de las ediciones, últimamente he encontrado algunas garrafales que negaban el sentido a un párrafo entero. PArece imposible que se pueda editar así,sin revisar nada.

Arantza dijo...

Hola, respondo a vuestros amables y abundantes comentarios un poco desesperanzada, porque ayer escribí un arespuesta larga y personalizada, y el servidor decidió irse al carajo en ese preciso momento y borrarlo todo. Vuelta a empezar. Esto casi me recuerda la receta de las Tejas Terribles.

Ginebra (qué bonito nombre, qué artúrico, qué ganas de un gin-tonic) (ya, ya sé, pero ten en cuenta que ésta es la segunda vez que respondo a los comentarios, y pierdo inspiración por momentos): no llores, bonita. Que ya me han acusado de que mi blog engorda, encima no quiero hacer llorar a las lectoras.

Lupe y Laia: Amén. Hallelujah. Por lo de las traducciones (si yo os contara los ejemplos de malas traducciones perpetradas por supuestos profesionales que he visto durante el máster... ésa es una de las razones de que lea la versión original siempre que soy capaz) y por lo de leer un tirón. Yo también me he procurado una de esas lamparitas anti-divorcio.

Sara: "guay" está absolutamente admitido en este Scrabble, digo en este blog. Y "molón". Y "chachi piruli que te cagas", si se tercia.

Liuia: una vez leído tu meme, quiero tu autógrafo. Lo que me he reído con tu conversación sobre las novelas estilo Dan Brown, que han brotado como setas los últimos años. Y tus propuestas para cubrir las portadas de libros. Muy, muy bueno.

Lía: me imagino lo que deben de sufrir los bibliotecarios. Yo no lo soy, y sólo buscar los datos para escribir la gigantesca bibliografía de la tesina, me está haciendo jurar como un carretero.

Arantza dijo...

Cris: You have a point there, girl... salvo que no he afirmado exactamente que los artistas sean los únicos que padecen de esa inflamación del yo tan molesta... de hecho, es una enfermedad muy contagiosa.

Maite, guapa: con tanto piropo, tú sí que eres peligrosa para mi ego... voy a tomarme un antiinflamatorio, a ver si se desinfla.

María: muchas gracias por la info, estoy segura de que le vendrá bien a alguien. Tu idea de pedir sugerencias a los amigos también la practico (es más, yo diría que la mayoría de mis amigos me sugieren lecturas que les han gustado, sin esperar a que se las pida...). Te pongo aquí un enlace a un sitio que igual te hace gracia: es un sitio que encuentra autores similares a los que te gustan. Por supuesto, tienen que ser conocidos y comerciales (y anglosajones), nada muy contracultural. Pero tiene su cosa.
http://www.literature-map.com/

Iris: ahora me paso. Gracias.