sábado, 26 de abril de 2008

The grilled cheese diet

La nutrición (que no es lo mismo que la comida, al menos, no siempre) es otra de mis obsesiones. La atrapé en cuanto llegué aquí, tras ver que en Norteamérica, la comida -la mala- está omnipresente, en cualquier sitio, a cualquier hora, mientras se hace cualquier cosa. Nunca he visto un continente (bueno, la mitad norte del continente ;-) en el que se coma tanto, por todas partes, y tan mal. En norteamérica se come conduciendo, trabajando delante del ordenador, durante las clases de la universidad, andando por la calle, haciendo compras, en el cine. Las bandejas de nachos con las que se entra a ver la película tienen el tamaño equivalente de una cazuela de callos. Imaginaos entrando al cine con una.
Los barriles de palomitas son desmesurados, los cafés como cubos y el tamaño "pequeño" de un helado equivale al grande en España. Cuando me di cuenta de cómo se termina comiendo más de lo que uno había planeado cuando te dan una ración gigantesca, me convertí al tamaño de niño en prácticamente todo lo que pido fuera de casa. Pena que María ya no vive en Montreal para poder compartir con ella los platos. Sssniff.


Los libros y programas de cocina tienen un éxito bárbaro, y al mismo tiempo McDonalds está abierto 24 horas. La comida es a un tiempo el mejor amigo y el peor enemigo. En España se come mucho, de acuerdo, pero se come bien, (al menos, cuando yo vivía allí, aunque eso parece estar cambiando). Una engorda igual, pero al menos lo hace con gran placer gastronómico. Québec es un poco una excepción dentro de Canadá; se pueden encontrar restaurantes muy buenos y baratos, productos del país elaborados artesanalmente, y toneladas de comida basura.


Con el tiempo, me he vuelto una cascarrabias de la nutrición, me indigna ver que la comida que apenas merece ese nombre sea más barata que las frutas y las verduras. En un supermercado canadiense, es más barato comprar Coca-Cola y patatas fritas Lays que agua mineral y fruta. El precio de los alimentos no tiene ninguna relación con su valor nutritivo, y curiosamente, los alimentos menos procesados son los más caros. En Canadá comer mal, en general, es más barato que comer bien.

Me indigna la publicidad fraudulenta que cuenta a las madres cómo dar a los niños un sándwich de Nuttella es bueno para la salud (para la moral , aún, y en dosis homeopáticas, pero nutritivo lo que se dice nutritivo...). Me indigna ver cómo se miente descaradamente al consumidor en los envases, con frases como "sin colesterol", aprovechándose de que no todo el mundo sabe que ese producto atiborrado de grasas trans y saturadas a la larga va a convertirse en colesterol una vez en nuestras arterias. Me indigna que en países privilegiados económicamente, como en los que vivimos, nos vendan mierda para comer, y que encima queramos ración doble.
El tema me fascina bastante debido a la progresión de la obesidad cada vez más patente en muchos países occidentales (cuando viví en Escocia pude comprobar que empezaban a tener el mismo problema, y las últimas veces que he pasado por España veo niños cada vez más rellenitos). Hay una profunda ironía si uno piensa que, mientras la mitad del planeta muere de hambre, la otra mitad muere sepultada por la grasa *. Por supuesto que una gran parte de culpa va a la industrialización de la alimentación, pero no es el único problema.

En fin, si os interesa cosquillear un poco vuestra conciencia alimentaria, os aconsejo un par de lecturas y de películas que probablemente ya conocéis :


  • "Fast food nation" , de Eric Schlosser: el libro, no la peli, que no me parece reflejar en absoluto lo serio del libro. Este libro no sólo habla de lo que realmente se encuentra dentro de la carne picada de ese BigMac, sino de cómo las grandes compañías de comida basura han cambiado la faz de la agricultura y la producción ganadera.

  • "Toxic", del periodista William Reymond. Tiene un sitio interesante.

  • Y, para los que aún no la han visto, no tiene mucho valor documental, es una película anecdótica pero muy convincente, "Super size me", de Morgan Spurlock.

Yo no me identifico como una ultra-militante anti-todo, ni soy ningún ejemplo de conciencia social, pero conceptos muy de actualidad en Canadá como la soberanía alimentaria, la seguridad alimentaria y el desarrollo sostenible se han hecho un hueco en mi egoísta corazoncito. Eso, y el hecho de ver lo que le ha pasado a mi cuerpo serrano con el cambio de alimentación (mi colesterol se disparó a alturas estratosféricas el primer año de vivir aquí, y no fue por mis visitas "continuas" al McDo, os lo aseguro).


Aunque yo no tengo hijos, me parece lógico defender el derecho de los que los tienen -en cualquier continente- a darles de comer, y a darles de comer algo que no sea mierda. Con perdón. Si son ellos los que van a lidiar con el mundo futuro, tendrán que estar bien nutridos para afrontar el trabajo que les espera.


Mientras tanto, aquí, como en España, la gente sigue creyendo firmemente en las dietas, regímenes, llamadlos como queráis.


No me extenderé en el tema, pero no se necesita el respaldo de la asociación canadiense de nutricionistas para entender que:
- Si uno come de una manera A y engorda, pesando... llamemos al peso a' :-)

- temporalmente come de una manera B (dieta) y pierde peso, alcanzando el peso b'

- vuelve a su forma de comer de un principio, por lógica, volverá al peso a' (y normalmente acumulará unos kilos de más, por el reflejo de economía energética que produce en el metabolismo el hecho de privarle de calorías de repente).

Vamos, que no hay que estudiar física cuántica para deducir esto.
Aún así, la gente continúa teniendo fe en las dietas, lo que me lleva a pensar que no hemos dejado atrás el pensamiento mítico. En lugar de comer bien como la norma, y permitirse una guarrada como excepción, piensan que adoptando una dieta sana temporalmente, adelgazarán. Todo para no aceptar que hay que mover el trasero e intentar gastar la energía que se ingiere. O ingerir menos energía (calorías), si uno odia mover el trasero.

Las tonterías que se ven en el mercado son innumerables. La última: la dieta al sirope "de savia" de arce. Por lo que pude ver el verano pasado, era el último grito en las tiendas de alimentación natural en España. Y por lo que he podido constatar, mienten como bellacos, diciendo que (cito textualmente) : "esta especie de semiayuno o cura de efecto depurativo ataca directamente los depósitos grasos". Este semiayuno lo único que ayuda es a perder dinero y masa muscular (como todos los ayunos) y no grasa corporal. Es exactamente lo mismo que ayunar tomando sólo unas cucharaditas de miel disueltas en agua, sólo que lo cobran mucho más caro.


Los engañabobos que venden esto afirman también : "La dieta del sirope de savia (sirope de arce) se basa en un concentrado de proteínas, hidratos de carbono y minerales que propicia la eliminación de toxinas y ayuda al organismo a regenerarse." No estoy segura del contenido vitamínico del sirope, que es principalmente una fuente natural de glúcidos (exactamente igual que la miel o la melaza), pero de lo que sí que estoy segura es de que contiene cero proteínas. De ahí la pérdida de masa muscular. Si se pasa varios días sin comer, con un aporte cero de proteínas, el cuerpo utiliza la masa muscular y las grasas para nutrirse. Y la masa muscular, aparte de ser útil para una buena movilidad, quema calorías en reposo. No es una forma muy buena de perder peso.

Aquí también hacen furor el régimen Atkins, la South Beach diet, "The zone" diet, la dieta del pomelo, la de... ¡la sopa de col!... la idiocia de todas estas supuestas panaceas no tiene límites.

He decidido lanzar mi propia dieta: The grilled cheese diet.

Consiste en que cuando una está sola para cenar, y no hay gran cosa en el frigo, ni ganas de salir a buscarse la pitanza, se calientan en la sartén un par de rebanadas de pseudopan de sándwich con un par lonchas de queso en el medio y... voilà! Equilibrio perfecto: proteínas provenientes del queso sintético y glúcidos y fibra del pan.

Podría tirarme el pegote diciendo que lo que hice anoche fue la versión ennoblecida que hago a veces, con buen queso cheddar extra-curado y unas gotas de vino blanco, todo ello emparedado entre buen pan, pero para qué engañaros, esto era queso de plástico. Y lo bueno que me supo (definitivamente, creo que tenía que haber esperado a terminar esa tesina antes de meterme a escribir un blog "gastronómico"", esto va de mal en peor).

¿Contradictorio con la perorata sobre nutrición del principio? Pues claaaro, pero no somos más que un puñado de contradicciones. Para reconfortaros os diré que aunque aquí use este tipo de "recetas", lo hago sólo con fines pornográficos, porque la santa trinidad en esta casa es más bien fruta-tofu-kéfir. Pero el equilibrio es necesario en todo, hasta en la virtud.

Además, este sándwich contiene un valor antidepresivo añadido, ya que se le considera una comfort food.

Chúpate esa, Atkins.


* (Si no recuerdo mal, el último informe de la OMS sobre la obesidad llegaba a la conclusión que, por vez primera en la historia de la humanidad, los seres humanos mueren más de obesidad que de malnutrición. Siendo la obesidad una forma de malnutrición -nutrirse mal, en el sentido estricto de la palabra-, lo más curioso es que en los países desarrollados es una enfermedad de pobres.)

12 comentarios:

sumire dijo...

ummmmmmm no se que pasa pero no me deja poner comentario, ya no me quieres? :'(

sumire dijo...

Bieeeen ya puedo comentar again! Que decia yo ayer que no te creas, pero que ya tenemos una buena cantidad de niños que podemos rodar ladera abajo.

No se si son los platos precocinados, o la recesion economica..y si, tambien aqui es mas barato comprar unas patatas fritas y una cocacola que algo de comida sana.

En fin, que me uno a lo de la fruta de la santisima trinidad, pero el tofu y el kéfir me repelen bastante, ya sabes, los carnivoros militantes tenemos esas rarezas.
Disfruta de este precioooso Viernes.
Por cierto ayer una caja de 2 kg de fresas, 3.95€ (al cambio 5.82 dolares canadienses)

Marona dijo...

Bueno, en varias cosas estamos de acuerdo: odio las dietas y lo "light" (que en el fondo tiene más aditivos y porquerías que lo "no light"), me preocupa enormemente la nutrición (por eso leo a nutricionistas como Jane Clarke, su manera de ver la nutrición humana me encanta) y también el tema de la nutrición a nivel mundial, la agricultura, la industria de la alimentación en general (si te interesa el tema hay un documental austríaco "We feed the world" que es muy interesante, creo que tiene subtítulos en inglés)
Y me parece fantástico lo del bocata de queso, oye... ¡que vivan las marranadas así de ricas!

Lía dijo...

ahhh! si es que tocas todos los temas que me tienen enganchada a mi también...yo empecé a preocuparme por la nutrición el año que pasé en USA, porque en los primeros meses no sólo engordé sino que se me puso la cara que para qué, y es que francamente no he visto a nadie comer más y peor. Pero como dice Sumire por estos lares las criaturas cada vez más americanizadas empiezan a parecer barriletes y lo peor a no saber disfrutar de la comida de siempre que poco a poco se irá perdiendo.
Y de las dietas qué decir en plena "operación bikini" en que estamos! No sería más sano intentar cuidarnos y aceptarnos como somos...yo no he sido delgada nunca, ni gorda, soy típicamente mediterrána (jeje) con mis curvas y mis cosas y jamás podré entrar en una 38 aceptémoslo ;P

PD. ¿Cómo es lo del queso cheddar y el vino blanco?

ata dijo...

Demasiado complicado, no hay nada como comerse media tableta entera de turron (del duro) de una sentada.

ata

Anónimo dijo...

Es triste, realmente... Supongo que es también una cuestión de educación, yo fui un niño al que le gustaba comer frutas y verduras (eso sí, recuerdo que el pescado, que ahora me pirra, me lo comía a marchas forzadas). Tomábamos lentejas también a menudo. Los bollicaos eran muy esporádicos y jamás teníamos nocilla, puesto que nuestras meriendas eran de bocadillitos de queso o jamón de York, y todas las comidas tenían que terminarse con fruta. En China me preocupaba ver los McDonald's tomados por adolescentes llenos de granos y grasa, cuando la dieta china tradicional, basada en las verduras, el arroz, la proteína vegetal (soja y derivados especialmente) y poquita carne, es de lo más saludable. Que como bien sabrás, la comida de los restaurantes chinos en España poco tiene de china.

Otra cosa, ¿de qué va tu tesina? Yo acabé la mía en septiembre pasado (sobre el primer diplomático español en China) y justo ahora empiezo con la tesis (sobre la implicación española en el comercio del opio en China). ¡Ánimo!

Arantza dijo...

Sumire: no eres la única que tiene problemas para comentar. No tengo nada que ver con ello. Sigue probando, hay miles de premios.:-)
Recordaré tus gustos para cuando vengas a verme, estoy segura de que monsieur M. te utilizará vilmente como excusa para encender la barbacoa y preparar orgiásticas parrilladas :-).
Marona: Gracias por las referencias, guapa. Lo de lo light... de acuerdísimo. Y no he hablado de lo que pienso sobre las revistas "femeninas" y el modelo de belleza que nos frotan en los belfos continuamente, reservo eso para otro post... que calmará las inquietudes de Sumire en el post de Olivia Jules en cuanto a mi identificación con un cierto tipo de mujer ;-). Voy a echarles un vistazo a esos enlaces que me sugieres.
Lía: Tristemente, parece que en general, desde que las mamás españolas ya no cocinan, nadie lo hace. En lugar de compartir la tarea, la gente se está lanzando a lo preparado. Y eso se va a notar en el peso de todo el mundo. Es una pena, con los buenos productos que hay en España...
En cuanto a ser gorda/delgada...
Aunque quisiéramos, no podríamos ser como las modelos que vemos en las revistas. Razón principal: nosotras comemos.
Y ya que comemos, te cuento: rallas un buen queso curadito (cheddar, un buen manchego...), lo mezclas con unas gotitas de vino blanco en un tazón, pimienta blanca y nuez moscada, si quieres. Un poquito de mostaza de Dijon, lo metes entre dos rebanadas de buena hogaza y a la sartén/sandwichera/parrilla/carmela.Mmm. Y que le den morcilla al bikini.
Ata: claro, oh hermano. Eso lo haces tú, con tu silueta de maratoniano sudanés. Maldita sea, si es que las células adiposas de la familia me las llevé todas yo.
Monsieur M. me dice algo de que tienes que probar el sandwich de plátano-mantequilla de cacahuete-miel (jesús, qué guarrrrrrro).
Ander: es verdad, lo de la comida china. Yo aquí no he visto ni un chino obeso. La mayoría conservan su dieta tradicional, y no se les ve comiendo hot dogs. En cuanto a los bollicaos... mi madre, sin ni siquiera saberlo, me dio una muy buena pauta nutricional. Yo ni los olía, pero ella no me hablaba de no engordar, de peso o de estar mona... me decía simplemente : "Eso no tiene ningún alimento. Ala, cómete el bocata queso."

Arantza dijo...

Ander; mi subsconsciente ha intenado olvidar adrede lo del tema de la tesina... debe ser el mal rato que me está dando :-)
Si vas a ver los comentarios del primer post de abril, "Una flor para María", ahí se lo explico a Noema, que es del gremio :-)
Ahora, sólo de pensra en ello me duele la tripa :-S

Anónimo dijo...

Ahora me ha quedado claro, muchas gracias. Comprendo que no tengas ganas de hablar del tema: sé lo que es eso :)

Anónimo dijo...

¡CARIÑOOO, CÓMPRAME UN BAÑADOR DE LA 58 QUE ME APUNTO ALA DIETA DEL QUESO ÉSEEEEEE!!!!

Anónimo dijo...

Bueno, veo que estás revindicativa y militante de la soberanía alimentaria. ¡ Faltaría más! que nos digan lo qué tenemos que comer y no podamos tener la mínima libertad de elegir los alimentos y la composición de ellos que queremos zamparnos...pero parece que es así en este mundo globalizado.

Yo te envío algunos libros que me han gustado del tema:

-Alimentos globalizados.Xavier Montagut y Fabrizio Dogliotti. Ed Icaria-Antrazyt.
-Supermercados, no, gracias. Xavier Montagut. Ed Icaria-Antrazyt.
-Biopiratería. Vandana Shiva. Ed Icaria-Antrazyt.

¡Salud y a comer bien!

Txentxo.

Arantza dijo...

Hola, Txen: gracias por tu comentario. Tampoco soy lo que se dice militante, solamente muy interesada en el tema. Sobre todo desde que vivo en un país en el que hay acceso a alimentos de todos los países, pero en el que comer sano requiere un esfuerzo.
Gracias por las referencias, intentaré encontrarlas en la librería espanola. Un beso.