Otra de las cosas maravillosas que salen de la cocina de Claudia es la pasta fresca. Como estos raviolis.
Estuve tan absorta mientras me enseñaba a hacerlos, que se me olvidó tomar fotos del proceso (típico...). Si es que cuando vivo, se me olvida tomar fotos. Y cuando tomo fotos, se me olvida vivir.
El caso es que yo le ayudé a rellenar estas maravillas hechas con sémola de trigo duro, de un fino puré de queso de cabra, calabaza butternut, y salvia fresca. Así quedaron , listos para cocer, espolvoreados de sémola para evitar que se peguen.
Una vez cocidos, un hilito de aceite de oliva, un poco de parmesano rallado, más salvia, y unas gotas de limón. En cocina, como en muchas otras cosas, nada supera a la simplicidad.
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