sábado, 20 de junio de 2009

Brochetas de pollo shish taouk a la barbacoa (HEMC 34): cocina para hombres de verdad


" Meat is murder. Tasty, tasty murder."

"Kill a cow, start a fire... The magic begins".

"La comida, me gusta muerta. No enferma, ni herida gravemente, sino muerta. Ésa es la razón por la que no como ostras." - Woody Allen



El "hecho en mi cocina" de este mes (HEMC 34), organizado por Kako, propone que cocinemos algo del Magreb o de Oriente Medio. La receta que os propongo viene más bien de Oriente Próximo, pero bueno, es Oriente, al fin y al cabo. Y técnicamente, tampoco la he cocinado yo, sino monsieur M. Pero cuando terminéis de leer este post, estaréis de acuerdo conmigo en que merezco un poco de mérito.

Cuando llega el calor a Montreal (y, aunque muchos no crean que en Quebec puede hacer calor, lo hace, y mucho más que en el norte de España, del que soy oriunda), deja de apetecerme cocinar. Es lógico, soy una pastelera-panadera compulsiva, y a 32º y 80% de humedad (casi llueve en la cocina), en un aire espeso como el de la jungla camboyana, lo último que apetece es encender el horno. Sumergerse en una piscina llena de gazpacho frío es más apropiado.

Menos mal que en verano se abre la veda de un elemento básico del universo culinario norteamericano: la barbacoa.

La barbacoa que todo canadiense y estadounidense tiene aparcada en su balcón-terraza-jardín trasero es más que un instrumento para cocinar. La barbacoa en Norteamérica es cosa de hombres. Es el eslabón que une al hombre norteamericano actual con su yo primitivo, que lo retrotrae a su rol tradicional de cazador-recolector: el ancestro que asaba el diplodocus a la parrilla tras haberlo matado de un garrotazo (ya, ya, sé que no fueron contemporáneos, no me escribáis para decírmelo). Probablemente después se limpiaba la grasa de las manos en su taparrabos de pieles y agarraba a su señora por los pelos, arrastrándola a la caverna y rematando así un agradable sábado noche. Eso en el caso de los más delicados. Los menos, muy posiblemente no se limpiaban la grasa de las manos. Por algo como tanto tofu.
La barbacoa, para el homo americanus, es el equivalente en cocina a lo que el coche representa en la vida. Un símbolo de estatus socioeconómico, de tradición familiar perpetuada, de virilidad. Los hombres las prefieren enormes (la mía es más grande que la tuya), fardonas, brillantes (en acero inoxidable, aún mejor), hablan entre ellos de precios, comparan potencias (en BTU), a veces -pocas- intercambian trucos y recetas. El homo americanus de verdad no cree en patrañas como el colesterol, los problemas cardiovasculares, la obesidad mórbida, y los múltiples estudios que han demostrado lo muy cancerígeno que es comer demasiada carne roja, y aún peor, demasiada carne roja carbonizada. Rumores. Cuentos para asustar mariquitas. Pásame esa vaca.

El proceso que conlleva preparar una barbacoa un sábado cualquiera en un hogar cualquiera de Norteamérica, es muy similar, desde nuestra barraquita montrealesa hasta Nueva Orleans, desde Vancouver hasta Tulsa. Os lo describo paso a paso:

BARBACOA PARA HOMBRES DE VERDAD

Todo hombre que se precie de serlo, se ofrece voluntario para cocinar una barbacoa de vez en cuando. El proceso suele seguir siempre la misma sucesión de pasos, que empieza con un par de frases inocentes y muchas buenas intenciones:

Hombre-de-Verdad: -"Ma Petite Chérie, has pasado toda la semana trabajando como una loca en -pongamos, un ejemplo completamente al azar- la tesina. Mereces un descanso. Hoy cocino yo. Invitamos a unos amigos y te relajas, disfrutas de la compañía."

La Chérie en cuestión le dirige una mirada cargada de escepticismo. A continuación, tras ver la hora que es y preguntar al Hombre-de-Verdad lo que va a preparar...

1. Petite Chérie se viste, agarra el bolso, sube al coche y se va al supermercado a comprar todos los ingredientes.

2. Tras descargar sola la compra, Petite Chérie prepara la ensalada, las verduras de acompañamiento y el postre.

3. Petite Chérie procede a preparar la marinada y a cortar la carne, que dejará marinando en un recipiente que situará, junto con los utensilios (pinzas, espátula, mechero, trapo), al lado de la parrilla, al alcance del Hombre-de-Verdad, que está de pie, cervecita en mano, charlando con los amigos invitados.

4. Hombre-de-Verdad pone la carne en la parrilla.

5. Petite Chérie entra de nuevo en casa, saca mantel, platos, cubiertos, vasos, servilletas y lo lleva todo -en varios viajes- al patio, donde pone la mesa. Vuelve a entrar, corta el pan y aliña la ensalada y mira el punto de cocción de las verduras.

6. Petite Chérie sale de nuevo al patio para avisar a Hombre-de-Verdad de que es hora de darle vuelta a la carne.

7. Hombre-de-Verdad le da la vuelta a la carne. Se abre otra cervecita.

8. Petite Chérie pone música y enciende unas velas en la mesa para crear un ambientillo agradable. Limpia los mostradores de la cocina y saca la cabeza por la puerta para avisar a Hombre-de-Verdad de que la carne se está quemando.

9. Hombre-de-Verdad saca la carne el fuego y se la pasa a Petite Chérie.

10. Petite Chérie reparte la carne en los platos, sirve las verduras, la ensalada y hace los honores, diciendo a Hombre-de-Verdad lo bien hecha que está la carne.

11. Todos los comensales alaban sus habilidades cocineriles y le agradecen la estupenda cena.

12. Hombre-de-Verdad abomba el torso ligeramente y sonríe, satisfecho. Afirma, sin falsa modestia, que nadie cocina en la barbacoa tan bien como él, que su padre le pasó el método familiar secreto. Mientras, Petite Chérie va a buscar el postre y lo sirve, y prepara las tazas para el café.

13. Después de comer, Petite Chérie despeja la mesa (porque según la tradición en la casa, "el que cocina no friega") y friega los platos.

14. Hombre-de-Verdad pregunta a Petite Chérie antes de acostarse que "si le ha gustado tener la tarde libre" y, tras ver su reacción enfadada, concluye que a las mujeres no hay quien las entienda.

Brochetas shish taouk acompañadas de taboule casero. Y bíceps de monsieur M.

Estas brochetas de pollo shish taouk (también conocido como shawarma en otros países) no tienen ningún misterio. La marinada que da al pollo ese sabor delicioso es sanota y fácil de preparar:

INGREDIENTES (Para unas 4 personas)

- 4 pechugas de pollo de buen tamaño, cortadas en cubos para brochetas (o unos muslos, según preferencias)

- pinchos para hacer las brochetas (si son de bambú, remojarlos en agua durante un cuarto de hora, para evitar que se chamusquen)

- 3 cucharadas soperas de yogur natural

- 1 cabeza de ajos, pelados y rallados

- el zumo de 1 limón

- un poco de piel de limón rallada

- una pizquita de cayena

- sal y pimienta

Mezclar todos los ingredientes en un recipiente y marinar el pollo durante un mínimo de 4 horas en el frigo (mejor toda la noche). Preparar las brochetas y ponerlas en la parrilla. Para que el pollo no quede seco, hay que hacerlas a fuego vivo, el tiempo justo. Una vez hechas, meterlas dentro de pan de pita y envolverlas en papel de aluminio para que no se enfríen.

Acompañar con taboule, hummus o brochetas de verduras.

26 comentarios:

Dispersa Desastre dijo...

Curioso, en mi casa pasa lo mismo: al grito de "cariño, tú no te preocupes por nada, que ya lo hago yo todo" mi contrario me tiene tooooda la tarde currando como una exclava poniendo mesa, sirviendo bebidas, trayendo y llevando enseres, cubiertos, comida, etc... para luego pretender que se lo agradezcas...
Va a ser genético.
Un besuco, para las sufridas contortes de verdaderos hombres de verdá de la güena.

Dispersa Desastre dijo...

Quise decir consortes.

Esperanza dijo...

Detrás de todo hombre de verdad hay una petite chérie.
Un día hay que hacer la prueba y reírse un rato: cuando él cocine, ella se toma una cervecita charlando con los amigos, sentada y sin hacer nada. A ver qué pasa. Quizá no pase nada. O quizá nos riamos un poco a su costa y él se dé cuenta de todas esas "menudencias" que hay que hacer, además de la carne vuelta y vuelta.

Ella dijo...

Creo que detras de todo Hombre-de-verdad, siempre hay una petite chérie. Sólo por curiosidad, ¿cuál fue el postre?

María dijo...

Jua, jua, jua....
Eso me recuerda a uno de mis tíos que cada vez que decía que iba a cocinar nos partíamos de risa por que no paraba de llamar a su mujer para preguntarle dónde estaba la sal, los huevos, una sartén...
Yo, la verdad, tengo una ventaja, él no cocina pero plancha...
Besos

Marona dijo...

Eso me suena... en mi familia hay una larga tradición de paelleros y calçotaires con unas características muy similares. Besos.
Por cierto, las citas que encabezan el post me han encantau :D:D:D:D

Kako dijo...

Que gusto ha sido leerte. Aunque en mi familia no se da de la misma manera, mi padre por ejemplo jamás ha hecho una barbacoa, creo que no sabría por donde empezar, pero presiento que en general es como lo describes.

Sobre tu receta, me pareció exquisita la idea de meter la brocheta dentro de una pita, ademas para comerlo es mas fácil y seguro delicioso con esa marinada tan buena.

Gracias por tu aporte al Hemc.
Un abrazo, Kako.

CRIS dijo...

Me ha gustado esa cocina para hombres de verdad (¿pero aún subsiste esa especie?. Las brochetas estupendas pero ese bicep que asoma en las fotos, ehhhh.
Besazo

I.E dijo...

La generación espontánea de las parrilldas jajaja:

Ja, ja, ja de hecho pasa desde Montreal hasta México y supongo que algunos países sudamericanos.

Me has hecho recuerdo de cada fin de semana a en casa de mis padres, donde cada que mi padre decide cocinar y hacer "carne asada" ( dígase barbacoa), mi madre y yo casi caemos desmayadas... Ja, ja, ja.

Los manteles, lavar el pario, los cubiertos, el café, acá también preparar las tortillas, el arroz y los frijoles, la salsita casera que no puede faltar, la mejor es que parece que todo fuera generación espontánea al jardín de la casa jajaja.

Ahora copio el post a mi madre.... ja.

con Ka dijo...

Jaja, como la vida misma. En mi familia es lo mismo pero con las costillicas de cordero. Menos mal que mi Monsieur M no siente la necesidad de demostrar lo hombre que es...
(Por cierto, ése peazo de bícep)
XD

Ginebra dijo...

Mira, JB no es nada de barbacoa, pero nada nada; él se dedica al arroz con habichuelas. Eso sí, el día que se encarga él de la cocina yo me paso la mañana sentada tranquilamente dándole a la cervecita. Es que no corto ni el pan, vaya. Y como hace más de 20 años que dejé muy claro que yo no friego...

Anónimo dijo...

Uyyyyy...como me suenaaaa....jajajaja....pero en mi casa han pasado al siguiente nivel: han descubierto que ya ni es necesario hacer el "paripe"...que ya nos apañamos nosotras para todo! jajajaja...

En defensa de mi costillo he de reconocer que prepara unos papillotes de verduras muy buenos...el solito!!! (bueno venga va...su santa madre ayuda un poco! jajaja).

Que viva el verano!!

MUAC!

Maite

jb500.blogspot.com dijo...

holaaa

que manera de criticar el trabajo en equipo, si es que no estais nunca contentas...

:-))))))))))))

atencion, modo cachondeo on, no sea que alguien se lo tome en serio

v'sss

salvia dijo...

Ja ja ja!!!!! esto me recuerda a cuando mi padre hace la paella o la barbacoa (en mi casa los hombres de verdad además de la barbacoa hacen paella) tiene que tener un pinche al lado (mi madre) que le lave y corte las verduras del sofrito, le vaya limpiando las gambas, cangrejos, calamares y demás, se lo trocee todo......haga el caldo..... eso si, el toque es suyo!!!! Besotes!!!

Irisibula dijo...

¡QUÉ BUENO! A mí el mío me dice igual, me acuerdo un día que estaba enferma y él me dijo que hiciera la cena. Al final después de pedirme instrucciones cada dos minutos me levanté yo misma para hacerlo. Me cansaba más estar pendiente de la receta desde el sofá que hacerla yo misma!

Arantza dijo...

Dispersa y con Ka: bueno, mis "docuficciones" tienen una base real, pero a veces mezclo personas que conozco en un mismo personaje... ya sabéis, licencia poética. Este "Hombre-de-verdad" fue monsieur M. en sus peores momentos, pero no muy a menudo. Lo fue, un par de veces, hasta que lo senté en la cocina y le pasé un memorándum completo de lo que implica la frase "hoy cocino yo". Lo entendió perfectamente. Es más, en casa soy yo la que ejerce más de "Hombre-de-verdad", porque muchas veces me pilla el toro y lo pongo a picar verduras, etc., etc. Pero este comportamiento parrillero lo he visto en otras casas de otras mujeres en esta sociedad supuestamente no machista. Y me doy cuenta de que algunas costumbres tardan en morir... por cierto, Ka, parece que se te acaba la época de emigrante. Buen viaje de vuelta.

Anta: una cosa es verdad: las mujeres suelen pensar más en los detalles. Por ejemplo: que no basta que la carne esté buenísima, hay que servirla con algo. Y encima de un plato. Esas menudencias :-).

Ella : crema de limón. Un clásico impostor que me mostró mi Santa Madre, y que Falsarius Chef explica aquí:

http://cocinaparaimpostores.blogspot.com/2007/12/postre-de-limn-especial-navidad-3.html

Buenísima para días de calor.

María; monsieur M. también plancha. Rectifico: monsieur M. es el que plancha en esta casa. Yo lo he intentado, pero no tengo paciencia y las camisas me quedan como si hubiera dormido con ellas puestas. A él le quedan zen, hasta la rayita en la manga le queda zen.

Marona: sabía que alguien apreciaría esas perlas de sabiduría carnívora estadounidense. Natalika creo que también las apreciaría, viene de una estirpe de carniceros :-). Otros besos.

Kako: al menos tu padre es sincero ;-). Lo del pan de pita es un truco de un colega libanés: el pan se empapa del juguillo de la carne y está muy rico. También me dijo que su madre sustituía el yogur por mayonesa, para la marinada. Menos sanote, pero muy rico. Gracias por tomarte el trabajazo de organizar el HEMC de este mes. Un saludo.

Cris: esta especie no sólo subsiste, sino que medra más que nunca, en estos tiempos en los que decirle a tu churri que te haga la cenita empieza a ser menos políticamente correcto. Es mejor ofrecerse para hacerla, y que ella cargue con la mayor parte del trabajo :-). Ese bíceps... la foto no le hace justicia ;-D.

Zarawitta: el que necesita leer el post es tu papi ;-). A veces, con humor se pasan algunos mensajes que no se pasarían en serio.

Ginebra: mujer con arrestos. Te propongo una nueva ocupación: podrías abrir un campo de reeducación para machistas recalcitrantes, y algunas lectoras podrían mandarte los consortes (o padres) que necesiten un "reajuste". Es una idea.

Maite: papillotes... eso no justifica la ayuda de su mami :-). Te paso la dirección del campo de reeducación de Ginebra :-D.

Iris: a tí también. Tu chico necesita una reeducación pero ya. Empieza por hacerle leer este post, a ver si se identifica.

JB: haces bien en prevenir, que al patio anda muy soliviantado (cómo me gusta liarla, cómo me gusta). Y veo que te cuidas muy mucho de explicar tus costumbres parrilleras ;-).

Salvia: eso me recuerda a mi aita: cocinaba maravillosamente, como un profesional, es decir, con pinche y friegaplatos :-D. Pero bueno, ver a mi padre y mi madre cocinando juntos codo a codo también tenía su lado bonito.

jb500.blogspot.com dijo...

holaaa

jejeje

viendo los comentarios, preferi aclarar que era broma antes de recibir algun sartenazo ;-)

en cuanto a mis costumbres parrilleras, comentarte que en casa tenemos repartidas las faenas segun las habilidades de cada uno, mi sra. esposa plancha que es un primor y tiene bastante mas paciencia con las cosas de la limpieza, aparte de que forma parte del club de los 4 millones de parados de la madre patria española, por lo que tiene mas tiempo para dedicarse a ello, mientras que a mi se me da mejor plegar la ropa y la cocina.

para cuando una parrillada blogger via webcam???

v'sss

The Intercultural Kitchen dijo...

Este es el estudio antropológico que estaba esperando yo, deja la lingüística y pásate a la antropología. Añadir solo que el homo teutonus las gasta igual.
La aclaración de JB me ha dejado preocupada, ¿tan caliente anda el patio? Uff, qué pena cuando la corrección política y demás historias se carguen la ironía y el humor.
Besos.

Arantza dijo...

JB: bueno, los sartenazos, si son virtuales, como que son menos dolorosos :-). Eso de la parrillada virtual tiene su gracia, aunque con el cambio horario transatlántico... como que no nos veo yo a monsieur M. y a mí asándonos unas chuletillas de cordero a las siete de la mañana... con el café y las tostadas, no sé, me da como que caen mal... ;-D

Noema: ya sabía yo que hombres de verdad los hay en todos los países :-).

Por cierto, ¿nadie le ha echado un vistazo a esas barbacoas alucinantes que he enlazado en este post? (Pinchad en "enormes"). Y yo pensaba que os iban a fascinar...

The Intercultural Kitchen dijo...

Jeje, yo sí les he echado un vistazo, incluso se las he enseñado a mi mozo. ¡Hay gente pa to!

Arantza dijo...

Vincent: gracias -de nuevo- por su interés. He recibido la misma invitación varias veces (los organizadores de Petitchef son persistentes), y si no la he aceptado es porque no me interesa especialmente "darme a conocer". Me explico: su sitio parece muy útil y correcto, pero yo no busco tener el mayor número de lectores posible. No tendría tiempo de responder a todos los comentario de forma personalizada, como hago ahora. Y la calidad es mejor que la cantidad.

Coquelicot dijo...

te has superado, que entrada más divertida.

Arantza dijo...

Amapola ;-): gracias, siempre hace ilusión saber que la gente se ríe con mis cosillas. Un saludo.

Sara dijo...

El pollo shish taouk lo sirven en un restaurante Griego-Sírio cerca de casa y era el favorito de Josetxu... lo he preparado siguiendo tu receta, y ahora... éste es su favorito: HA HA HA (risa malvada).

En una palabra... RIQUÍSIMO!

Saludos

Arantza dijo...

Sara: encantada de haber contribuído al pollo favorito de Josetxu. Te mando la dirección a la que puedes mandarme el giro :-).

Unknown dijo...

Hola!
He llegado ayer a tu blog mientras buscaba fotos de ruibarbo. No he visto y claro, menos aun, comido nunca ruibarbo, pero se que en America es un ingrediente bastante comun. Muy divertido tu estilo literario, en lugar de prestar atencion a las recetas, me rei leyendo el texto que les acompaña. No se si esto responde a tus intenciones, pero he metido tu blog en la lista de marcadores para leer tranquilamente tus futuros posts literarios.