Una de las cosas que encuentro estupendas de vivir en Quebec, es lo marcado de las cuatro estaciones. El invierno dura casi la mitad del año y es siberiano, la primavera pasa rauda y veloz, con su explosión de verde y de flores, el verano es caluroso, húmedo y casi tropical para alguien que viene de un clima moderado como yo, y el otoño, mi estación favorita aquí, sin lugar a dudas, es simplemente espectacular, como para que perdonemos los seis meses que vienen después.
Tras el invierno y todo el tiempo que se pasa en casa, la vuelta a la vida de patio trasero, jardín y barbacoas hace que uno recuerde algo que tenía olvidado: los vecinos. Yo no creo que los quebequeses sean tan individualistas como los pintan, lo que ocurre es que medio año enclaustrado en casa hace que tu "próximo prójimo" sea algo abstracto. En invierno lo ves raramente, cubierto como una momia y paleando su entrada lo más rápido posible.
Pero cuando llega el buen tiempo... ah, cuando llega, recobras consciencia de las ventanas de enfrente. Mis vecinas de enfrente son invisibles, vienen de algún país africano no identificado y para ellas salir fuera con el calor es simplemente absurdo. Son invisibles, pero no inaudibles: una de ellas tiene una risa 8 en la escala de Richter, y la otra... ehm, es multiorgásmica. No nos molestan, nos parece que sus razones para ser ruidosas son legítimas y levantan el ánimo, peor sería una pareja discutiendo día y noche.
También está doña P., mi vecina guatemalteca. Es quizás un poco más joven que yo y le paso de dos cabezas, pero no sé por qué en mi cabeza siempre lleva el título de "doña". Quizás porque tiene una cantidad de niños increíble, es extremadamente cortés y amable, tanto conmigo como con sus hijos, con unas buenas maneras un poco anticuadas, sus hijos son unos críos muy simpáticos. Cuando ando agachada arrancando malas hierbas, pasa ella, como mamá pato delante de su hilera de patitos, e intercambiamos saludos y breves comentarios sobre el tiempo. A veces le doy flores, pero creo que le haría más ilusión que le pusiera unas cuantas lavadoras, pobre. Nunca he visto a nadie lavar tanta ropa.
Esa es otra cosa que, junto con las ventanas, balcones y patios, recuperamos en verano: la cuerda de tender la ropa. Nunca había apreciado tanto tender la ropa fuera, como cuando empecé a vivir aquí y descubrí que a 20 bajo cero es imposible.
Marona bautizó su blog por lo cíclico de las estaciones y de los años que se suceden; no sé si a ella le gusta, pero a mí esos ciclos me encantan. Me encantan todos esos ritos y eventos que vuelven año tras año, me recuerdan que tengo suerte de estar viva y de volver a verlos.
Como nunca puedo resistir a asociar la realidad a la ficción, he aquí una película que me gusta volver a ver cuando llega el calor y vuelve la vida en el patio trasero : "La ventana indiscreta", de Hitchcock (del que soy, he sido y seré una gran fan). Gran película que asocio siempre al verano montrealés (pero no porque mis vecinos se dediquen a matar gente, al menos, no que yo sepa. De momento.)
Esta película me ha dado la idea de este pastel indiscreto en blanco negro. Pastel que preparé con la receta de base del sitio de Martha. Aunque en realidad mi pastel está compuesto de dos. El negro es la receta de pastel de Martha, con un toquecito añadido de chile en polvo, que va muy bien con el chocolate negro en polvo de ultracalidad que utilicé. El blanco está hecho según la misma receta, con polvo para preparar pudding de chocolate blanco en lugar del cacao negro. Se me había terminado la crema agria en el primero, así que la remplacé por yogur natural. A continuación, tras enfriarlos y desmoldarlos, los corté con mucho cuidado y los rellené de Devon custard cream, que aquí se encuentra en lata, directa from England, y los decoré con un hilito de chocolate blanco fundido y unas virutas.
Recomiendo una ración de este pastel y unos prismáticos, para observar tranquilamente las fechorías de tu vecino mientras te comes el postre. Nunca se sabe lo que puede estar haciendo.
15 comentarios:
Cambio prismáticos por un cachillo de pastel ;P
holaaa
con el calorazo que hace hoy por aqui.... casi mejor me quedo con el te, eso si, me guardo la receta para este invierno
v'sss
Quierooooooooooooooooooooo
MF (Por si no lo habías descubierto ;) )
Hola, vengo de ver un mensaje tuyo en el blog de Ana y no puede dejar de hacerte una visita. Primero, me encantó el mensaje que le has dejado, lleno de fuerza y optimismo y también muy interesante tu opinión personal sobre el tema de su dueta hiper estricta, concuerdo plenamente contigo. Bueno, me he encontrado aquí con una persona que facilmente nos deleita con escritos tan bien hechos.
Muy buen blog, me ha gustado a rabiar....besos y abrazos y un gusto de conocerte.
Kako
Lía: ay, si pudiera te lo enviaría... de todas maneras, la familia política no ha dejado gran cosa.
JB: Espero ver fotos ;-)
MF: Ah, pues si quieres pastel, ya sebes dónde se sirve... ;-)
Kako: bienvenida a mi cocina. Veo que tú también eres una expatriada en Suiza (he ido a echarle un vistazo a tu blog). Tu charlota de melocotones me ha dejado flipada. Aún no he podido cerrar la boca :-)
Me he reido con tu relato de tus vecinos, sobretodo la família pato!!
Por cierto el pastel tiene una pinta digna de comer ahora mismo!!!
Ivana: estba bueno, aunque yo no llegué a tiempo para comer mucho :-). Un saludo.
Yo subo la puja de Lía y te cambio mi medio doctorado, mi píloro y a mi novio por probar ese pastel. Madre del amor hermoso, qué pinta tiene.
Tu medio doctorado no consigue comprarme, que yo tengo media tesina que revolucionará el mundo la lingüística :-); tu novio... mmh, me temo que soy una mujer casada, y monsieur M. plancha estupendamente, es difícil competir con eso. Pero veo tu píloro y subo a una laringe, que con eso del "bel canto" seguro que la tuya es valiosísima. Un besazo, Mme. Castafiore ;-)
Leí bien?? Media tesina??? Felicidades!!!
MF
Oooooohhhhh... Arantza, es crueldad de mostrar este postre... Yo (morir)me de deseo!
MF: me temo que he exagerado UN POCO ;-). Pero ahí le ando, con el mazo dando :-)
Diane: trop tard, celle-ci est une entrée post datée, la famille à monsieur M. a déjà tout digeré. Mais dès que je vais enfourner quelque chose -ça ne sonne pas très élégant, ça- je t'appelle: tasse de thé, ça presse! XXXX Besitos.
Que me parto de risa, vengo con poco que ofrecer, me he deleitado con tu relato, parecía estar en el cine, tal cual lo cuentas. Estoy tambaleando de una cuerda, con un pie entre tu pastel y el otro en un bol de arroz integral con gomasio. Ni una cosa ni otra, o quizás las dos a su tiempo, ese sería el equilibrio. Como mañana es mi santo mi mami seguro que me preparará un pastel y será imposible pasar de largo, me llevo ese pie de cerámica, que no he logrado encontrar en España por ningún sitio y por internet no lo manda nadie porque por lo visto es frágil. Ando enamorada de él.
Te dejo un abrazo.
Ana
Se ve retericooooo y pensar que hace unos dìas iba a caerte de sorpresa!!! Chin! Lo hubiera hecho, igual y fue el mismo dìa del pastel... Felicidades por el avance de la tesina, si necesitas algo, ya sabes dònde encontrarme ;-)
E
Ana: pues yo, personalmente, comería las dos cosas, aunque no a la vez ;-) Y aunque parece un pastel muy "guarrón", no lo creas, que una se cuida. Todas las recetas pueden "adulterarse" para convertirlas en algo más sano. Por ejemplo, en este pastel: la crema agria y el yogur, así como la leche que lleva, son desnatados. Elimino la mitad del azúcar, y la otra mitad, una gran parte es fructosa (otras veces prefiero sirope de arce o miel). La harina, integral. Y la mantequilla la remplazo por aceite de girasol o de canola, y otra parte por compota de manzana (es un truco muy bueno para eliminar grasa de los pasteles y galletas). El resultado: un dulce, pero no tan "pecaminoso" como crees :-)
Edith: gracias. Qué pena, el otro día, estaba en el trabajo. Espero que hayas recibido mi correo. Un besito. (Ey, ¿ya eres canadiense? :-)
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