viernes, 20 de noviembre de 2009

Sopa de cebada / Soupe à l'orge


Termino el oscuro mes de noviembre y esta especie de monográfico de recetas otoñales de las últimas semanas con un poco más de optimismo y una receta reconfortante y muy clásica en la cocina quebequesa: la sopa de cebada. Especialmente recomendada para los que nunca han probado este cereal en otra versión que fermentado y embotellado (o en una caña), esta sopa, doméstica y humilde, viene muy bien para aprovechar todos esos "fondos de cajón" del frigo con los que no sabéis muy bien qué hacer. Y tiene la ventaja de no provocar tripa cervecera.

En mi versión utilicé un poco de tomillo fresco y perejil, como únicas hierbas. Y aproveché un apionabo, un poco de calabaza y unas chirivías de mi última visita al mercado. Las légumes-racines (raíces, como el nabo o la zanahoria) son muy típicas en este tipo de plato.

No os dejéis engañar por sus aires modestos: está llena de texturas sorprendentes y sabores complejos. Y sabe a patrimonio, a otra época, cuando uno se apoyaba en el arado o el azadón y se enjugaba la frente con la manga antes de sentarse a comer un cuenco.

Desde que busco dónde instalarme en el campo, estoy de un agrícola-petardo terrible. Tengo que vigilarme, o voy a terminar tomando cursos de alfarería, tejiéndome yo misma el lino de mis blusas y comprándome un arma. Se empieza por cultivar todo orgánico, y se termina por unirse a un grupo milenarista apocalíptico de ultraderecha, llenando el sótano de conservas y aprendiendo a disparar, os lo digo yo.

Creo que necesito un paseo por el centro ya mismo. Consumo desenfrenado, librerías, escaparates, gente estresada y Starbucks. También necesito terminar la tesina, de la que me quedan apenas seis páginas. Por mi salud mental y la de todos los seres vivos (felinos y humanos) que comparten la barraca montrealesa conmigo. Este sprint final académico hace que esté muy agreste y primigenia, muy para-qué-peinarme-o-ni-siquiera-lavarme-el-pelo-total-no-salgo-a-la-calle. Sospecho que huelo mal. Y es que tanto terruño, tanto campo ancestral y tanta vuelta a las cosas sencillas no pueden ser buenos.

2 comentarios:

Maite (Mai) dijo...

Esta pobre sopa ha queda completamente eclipsada por 165 páginas, 2anexos, 139 artículos... mira que no me pone nada la cebada pero creo que he conectado fenomenal con la sopa. Así que, voy a hace tu sopa de cebada sin cebada... esto suena a cine sin palomitas o a amor sin sexo pero, fin... ya veré. Puede que le tenga que dar otra oportunidad ha este cereal que solo ingiero embotellado y con espuma... soy de las de vino y cerveza y en mis buenos tiempos (cachis que ya empiezo a hablar como una abuela)me hice unos cuantos aperitivos maratonianos hasta las trope mil... Ay, que tiempos!

me voy, que ya empiezo a desvariar. De nuevo, ¡felicidades hermosa!

The Intercultural Kitchen dijo...

Bueno, el lingotazo que me estoy dando para celebrar el FIN de la consabida va a hacer que me salga un comentario un tanto inconsistente, pero tiene razón Maite, la sopa ha quedado eclipasada por el último post. Nada, que a mí la cebada me gusta mucho y también la echo a veces a sopas y potajes. Y la foto-díptico primera te la has currado ¿o veo ya doble?